Hilda Oates Williams fue una emblemática actriz, que resultó catalogada por el etnólogo Rogelio Martínez Furé como el Sol negro de la escena cubana, atendiendo a la pigmentación de su piel y al deslumbramiento que causaban sus presentaciones tanto en el teatro, como en el cine y la televisión.

Falleció el 19 de septiembre de 2014 en La Habana, cuando contaba 89 años.

Hilda Oates nació en la zona de Guanabacoa, en La Habana, el 29 de marzo de 1925.

En la etapa de su niñez y adolescencia, junto a su madre y sus cinco hermanas, sufrió necesidades económicas. Tuvo que realizar incluso labores como sirvienta.

Al producirse en 1959 en Cuba el triunfo de la Revolución  se le abrieron otras posibilidades. Incluso poco tiempo después de haberse ocurrido el hecho citado ella le dijo a la señora de la casa donde trabajaba: “me voy”.

Y se fue entonces  a estudiar actuación en una escuela que se creó en la capital cubana y asimiló las enseñanzas y experiencias trasmitidas por valiosas figuras que fungían como profesores.

Así Hilda pudo formarse como la actriz que soñaba y posteriormente su primera presentación la realizó con los títeres del Teatro de Muñecos de La Habana.

Inició sus estudios en la Escuela de Arte Dramático Florencio de La Colina y Aranguren.

Algún tiempo después pudo formar parte del Conjunto Dramático Nacional. 

Allí hizo pequeños personajes en algunas obras y también leyó textos en las tabaquerías hasta la disolución del Conjunto en varios proyectos.

Desde los años 60 en la pasada centuria ella realizó un intenso quehacer en las filas de diferentes grupos teatrales.

Actuó en importantes puestas en escena bajo la dirección de los más destacados teatristas cubanos. 

Su repertorio abarcó obras - de dramaturgos cubanos y extranjeros -, entre las que sobresalen la antológica María Antonia de Eugenio Hernández Espinosa, Electra Garrigó y Dos viejos pánicos de Virgilio Piñera,  Santa Camila de La Habana Vieja  de José Ramón Brene, Réquiem por Yarini  de Carlos Felipe, así como  Bodas de sangre, La casa de Bernarda Alba, Yerma y Mariana, de Federico García Lorca.

Igualmente se presentó en teatros de México, Venezuela, Colombia, Guadalupe, Estados Unidos de América, Canadá, España, Rusia, Bulgaria, Francia y Portugal.

Trabajó también en el cine cubano, en filmes como Cecilia,  Maluala, Habanera y Pataki, dirigidas, respectivamente por Humberto Solás, Sergio Giral, Pastor Vega y Manuel Octavio Gómez. En el verano del año 2000 participó en el espectáculo Lady Salsa, en el Festival de Edimburgo, Gran Bretaña. 

En el 2004 como merecido reconocimiento por el trabajo realizado se le confirió el Premio Nacional de Teatro.