José Martí y su esposa Carmen Zayas Bazán
Carmen Zayas Bazán fue la esposa de José Martí. Ella vivió con él en La Habana durante algo más de un año y en esta ciudad falleció el 15 de enero de 1928. Su nacimiento ocurrió en la villa de Santa María de Puerto Príncipe, Camagüey, el 29 de mayo de 1853.
Martí y ella se conocieron en 1875 en México. Allí se hicieron novios y fue en diciembre de 1877 cuando contrajeron matrimonio en la capital mexicana. Desde finales de 1876 Martí había salido de México. Tras una breve estancia clandestina en La Habana se trasladó en abril de 1877 hacia Guatemala. No obstante la separación física se mantuvo la relación con Carmen.
En diciembre de 1877 Martí se trasladó nuevamente hacia Ciudad México y el 20 de ese mes se casó con Carmen en la Parroquia del Sagrario Metropolitano. Varios das después de la ceremonia nupcial viajaron hacia la capital guatemalteca donde estuvieron varios meses hasta finales de agosto de 1878 en que vía Honduras se trasladaron hacia La Habana.
Fue precisamente en esta ciudad donde se produjo el nacimiento del hijo de ambos el 22 de noviembre de 1878. Pero casí un año después, en septiembre de 1879 por hallarse relacionado con actividades conspirativas en contra del dominio colonial de España Martí fue detenido y resultó otra vez deportado hacia la península ibérica. A partir de entonces y por escasos períodos de tiempo Martí y Carmen pudieron desarrollar una vida en común.
Incluso cuando ella se trasladó hacia el territorio estadounidense para reencontrarse con Martí pronto entre ambos se presentaron discrepancias sobre todo teniendo en cuenta que Carmen reprochaba a su esposo que dedicase mucho más tiempo a sus actividades de carácter patriótico que a los problemas y la atención de la familia.
Ejemplo elocuente de esto fue lo que Martí en una íntima carta a su amigo y especie de hermano mayor o padre espiritual, Manuel Mercado, a quién le confesó en una oportunidad: “Carmen no comparte, con estos juicios del presente, que no siempre alcanzan a lo futuro, mi devoción a mis tareas de hoy.” Martí no pudo disfrutar a plenitud de su matrimonio con Carmen Zayas Bazán. Pero lo que sintió por ella quedó para la historia patentizado en el poema titulado Carmen.
En dicha obra que presumiblemente él escribió en 1877, y que después fuera publicada en El Cubano, en La Habana, el 12 de abril de 1888, reflejó el gran cariño que sintiera por su esposa al manifestar:
El infeliz que la manera ignore
De alzarse bien y caminar con brío,
De una virgen celeste se enamore
Y arda en su pecho el esplendor del mío.
Beso, trabajo, entre sus brazos sueño
Su hogar alzado por mi mano; envidio
Su fuerza a Dios y, vivo en él, desdeño
El torpe amor de Tíbulo y de Ovidio.
Es tan bella mi Carmen, es tan bella,
Que si el cielo la atmósfera vacía
Dejase de su luz, dice una estrella
Que en el alma de Carmen la hallaría.
Y se acerca lo humano a lo divino
Con semejanza tal cuando me besa
Que en brazos de un espacio me reclino
Que en los confines de otro mundo cesa.
Tiene este amor las lánguidas blancuras
De un lirio de San Juan, y una insensata
Potencia de creación, que en las alturas
Mi fuerza mide y mi poder dilata
Robusto amor, en sus entrañas lleva
El germen de la fuerza y el del fuego,
Y griego en la beldad, odia y reprueba
La veste indigna del amor del griego.
Señora el alma de la ley terrena,
Despierta, rima en noche solitaria
Estos versos de amor, versos de pena
Rimó otra vez, se irguió la pasionaria.
De amor al fin; aunque la noche llegue
A cerrar en sus pétalos la vida,
No hay miedo ya que de ella en la sombra plegue
Su tallo audaz la pasionaria erguida.
Por: Víctor Pérez-Galdós