ANIVERSARIO 60: Fidel y el primer discurso el Día Internacional de los Trabajadores
Víctor Pérez-Galdós Ortiz
El primero de mayo de 1960, hace sesenta años, Fidel habló por primera vez en Cuba en ocasión de celebrarse el Día Internacional de los Trabajadores.
Pronunció un emotivo discurso ante centenares de miles de trabajadores y otros habitantes de La Habana en la gran concentración popular efectuada, tras la conclusión de un desfile de varias horas de duración, en la entonces identificada como Plaza Cívica, algo más de un año después convertida en la Plaza de la Revolución “José Martí”.
Fidel destacó: “En otras ocasiones nos hemos reunido en actos grandiosos, unas veces para defender a nuestra Patria de la calumnia; otras, para conmemorar algún aniversario patriótico; otras, para protestar de alguna agresión, pero en ningún momento anterior se había reunido el pueblo en número mayor ni en acto tan significativo como este de hoy, en que se conmemora el Día Internacional de los trabajadores, y por tanto, el día de los trabajadores cubanos, pero además el día de los campesinos cubanos, el día de todos los que producen, el día de los humildes de nuestro pueblo, el día de los que no sólo trabajan con sus brazos o con su inteligencia, produciendo bienes y servicios al país, sino también el día de aquellos sobre cuyos hombros descansa, en esta hora decisiva de la Patria, la defensa del país y la defensa de la Revolución.”
En 1959, en el año inicial del proceso revolucionario cubano, Fidel no pudo participar en la actividad realizada en La Habana con motivo del día internacional de los trabajadores, porque se hallaba trasladándose hacia Buenos Aires, Argentina, para participar en una conferencia de carácter internacional.
En 1960 en ese gran encuentro con el pueblo Fidel también destacó la significación que le atribuía a la presencia masiva del pueblo en el desfile realizado durante siete horas consecutivas y después en el acto.
Fidel reflexionó acerca de lo que representaba la presencia masiva del pueblo en esa actividad y en la defensa en sentido general de la Revolución frente a las campañas y amenazas que se fraguaban contra Cuba.
Y detalló al respecto: “Democracia es aquella en que las mayorías gobiernan. Democracia es aquella en que la mayoría cuenta; democracia es aquella en que los intereses de la mayoría se defienden; democracia es aquella que garantiza al hombre, no ya el derecho a pensar libremente, sino el derecho a saber pensar, el derecho a saber escribir lo que se piensa, el derecho a saber leer lo que se piensa o piensan otros.”
Seguidamente aseguró: “Democracia, por eso, es ésta, esta democracia de la Revolución Cubana.”
Fidel manifestó que democracia es ésta, que no divide al pueblo en sectores humildes, enfrentándolos unos a los otros y añadió que democracia era esa en la que un Gobierno busca la fuerza del pueblo y lo une!
Acerca de ello Fidel también dijo: “Y esa democracia real, esa democracia inobjetable, esa democracia sincera y honesta es la democracia que existe en nuestro país desde el primero de enero de 1959.”
Señaló que esa democracia se ha expresado directamente en la íntima unión e identificación de gobierno y pueblo, en ese trato directo, en este hacer y luchar en bien de las grandes mayorías del país, y en interés de las grandes mayorías del país.
Y añadió: “Esa democracia directa la hemos ejercido así, con más pureza, mil veces más pureza, que esa falsa democracia que se vale de todos los medios de corrupción y de fraude para falsear la verdadera voluntad del pueblo.”
Igualmente Fidel expuso consideraciones en relación con la actitud y labor de los que habían asumido responsabilidades en el Gobierno Revolucionario.
Comentó: “Aquí nadie está en los cargos públicos por ambición o por placer: aquí todos estamos cumpliendo solamente el deber, aquí todos estamos en la misma posición y disposición de sacrificio, aquí todos están en la misma disposición de trabajo; aquí todos estamos en un solo propósito, que es el propósito de servir a una causa.”
Recordó a los que cayeron durante la lucha contra la dictadura militar reaccionaria que había existido en el país y en la defensa de la Revolución y enfatizó: “Nuestros muertos no han caído en vano. Por donde quiera que recorremos nuestra tierra, sus nombres se presentan constantemente a nuestra memoria y a nuestra consideración, y así, en cada uno de aquellos nombres va un recuerdo al compañero que cayó, o en los primeros encuentros o en las luchas clandestinas, o en los combates de las montañas, o en los días primeros de la lucha, o en los días postreros.”
Además expuso una reflexión sobre la vida y la muerte y acerca de lo que podía experimentar un revolucionario cabal al servir a la causa de su pueblo.
Manifestó: “Vale la pena morir cuando cada vida que se sacrifica es una escuela que se funda, una cooperativa que se crea, un bien que se hace a muchos de nuestros compatriotas; vale la pena morir cuando la muerte se convierte en semilla fructífera.
¡Qué importa morir cumpliendo el deber, si la sangre que se da y la vida que se entrega se convierte en una obra de beneficio para nuestros semejantes, para nuestros hermanos! ¡Triste es morir sin que la vida se convierta en algo! ¡ Triste es morir como mueren los traidores y los mercenarios, pero jamás será triste la muerte cuando nuestra muerte se convierte en algo!”
Y al reafirmar la firmeza del pueblo y sus dirigentes Fidel significó: “Y si nosotros tenemos que afrontar los sacrificios que sean necesarios, los haremos gustosos, porque esa será la grandeza de esta generación de cubanos, y eso es lo que quiere decir “Patria o Muerte”, que para arrebatarnos la patria, hay que arrebatarnos primero la vida, que nosotros estamos dispuestos a tener Patria y a dejarle a las generaciones venideras una Patria digna.”
En la parte final de su discurso el primero de mayo de 1960, en La Habana, con motivo del día internacional de los trabajadores, Fidel resaltó las cualidades del pueblo cubano al plantear: “Cuando un pueblo, pequeño como el nuestro, se echa sobre sus hombros una tarea como la que se ha echado nuestro pueblo, debe saber siempre qué hacer. Y no importa que seamos pequeños; si actuamos bien, si sabemos qué hacer, saldremos vencedores, porque vencen los que tienen la razón y saben llevar adelante su razón, saben luchar por su razón. Y nosotros podemos estar seguros que si hacemos lo que tengamos que hacer, saldremos victoriosos, saldremos vencedores.”
En años sucesivos Fidel también habló en otros desfiles, concentraciones populares, así como marchas del pueblo combatientes realizadas en la Plaza de la Revolución “José Martí” con motivo del día internacional de los trabajadores.
Y en cada uno de sus discursos expuso otros principios y conceptos medulares que tienen y tendrán gran significación y vigencia.
Por ejemplo el primero de mayo de 1972 señaló al resumir el significado de la Revolución y el papel del pueblo y los trabajadores en específico: La Revolución es sólida. La Revolución es fuerte. La Revolución no es la obra de un día ni de un año; es obra para siempre en lo adelante. Es una obra eterna, en la cual el actor fundamental es el pueblo, los trabajadores.”
Y en el 2000, planteó lo siguiente al resumir en forma magistral el concepto de Revolución: “Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.”