La primera obra hidráulica construida en La Habana fue la denominada Zanja Real, cuya rama principal se extendió desde la zona del actual río Almendares hasta el Callejón del Chorro en  la Plaza de la Ciénaga (hoy Plaza de la Catedral).

Luego de su definitivo asentamiento junto al puerto de La Habana, en 1519, la villa de San Cristóbal de La Habana  empezó a necesitar agua debido a la insuficiencia de los pozos existentes.

La villa no contaba entonces con abasto regular de agua para cubrir sus necesidades ni para los buques que llegaban al puerto. Estos buques se abastecían entonces de las aguas del actual río Luyanó ó de un aljibe que existía en la ladera de la loma donde hoy se localiza la fortaleza de La Cabaña. Ya desde 1540 los habitantes de La Habana comenzaron a realizar las gestiones pertinentes para solucionar el problema de la carencia de agua.

En 1545 en las Actas del Cabildo se hacía referencia a la necesidad de construir un acueducto. El 21 de agosto de 1550 también se expresó la preocupación del gobernador Gonzalo Pérez de Angulo por el asunto del agua. El 29 de agosto de 1550 se otorgó licencia para construir una obra que permitiese conducir las aguas del río La Chorrera (hoy Almendares). Pero no es hasta 1566 que se comenzaron las obras por Francisco de Colona. Dichas obras fueron concluidas en 1592 por el ingeniero Juan Bautista Antonelli.