La primera mujer que condujo un automóvil en Cuba fue María Calvo Nodarse, conocida por el sobrenombre de La Macorina.

Al mencionar la palabra macorina, rápido viene a la mente otro de los personajes famosos que a través del tiempo ha contado nuestro país. Hasta un popular danzón tenía en una parte del estribillo la frase que decía:  “Ponme la mano aquí Macorina pon. Macorina pon”. La verdadera historia de esa mujer señala que un día con su bufanda suelta al cuello, batida por el viento del mar, se deslizaba a lo largo de la avenida del Paseo del Prado de La Habana en su flamante auto rojo, ante el asombro de los habaneros de principios del siglo veinte. Este hecho que parece algo normal la convirtió en la primera mujer que conducía un vehículo automotor en Cuba.

Procedente de su natal Guanajay, había llegado poco antes a La Habana. Con sus grandes ojos negros, un bello rostro rociado con lunares y un osado peinado corto, se paseaba por las calles, llevándose consigo las miradas de los hombres y provocando el murmullo escandalizado de las “damas” de la época.
Una noche en que transitaba por la acera del Louvre, un joven ebrio quiso compararla con una popular actriz de moda. De ahí mencionó el sobrenombre por el cual después fue conocida.