Nacido en La Habana 11 de octubre de 1828 Fernando Arizti, con el decursar de su existencia llegó a ser un notable pianista y pedagogo. A los siete años de edad inició sus estudios musicales. Fue discípulo, entre otros del prestigioso músico francés Juan Federico Edelmann, quién desde 1816 inauguró en La Habana la Academia Santa Cecilia.

En 1842 Fernando Arizti se trasladó a la capital francesa  donde continuó sus estudios con otros brillantes músicos. Luego marchó a España y allí realizó recitales en Madrid y Vizcaya. Por aquella época ofreció algunas actuaciones en España y  regresó a La Habana dedicándose  al magisterio. Contribuyó a la formación de quienes después sobresalieron como músicos en Cuba, entre los que se destacan Nicolás Ruiz Espadero y Angelina Sicouret.

También enseñó todo lo relacionado con el piano a su hija Cecilia, quién  además de compositora llegó a ser una de las más notables pianistas cubanas de entonces. Descolló como virtuosa intérprete de obras de Ludwig van Beethoven, Frederick Chopin y Franz Liszt. Fernando Arizti se destacó por su sólida formación y buen gusto a la hora de ejecutar. Como compositor entre sus obras se encuentran las tituladas Fantasía, creada para ser ejecutada en el piano y Melodía, en este caso con violín y piano. De la personalidad y labor de Fernando Arizti comentó el patriota cubano Manuel Sanguily.

Él resaltó que Arizti era de carácter bondadoso,  consecuente y leal con sus convicciones habría sido incapaz de ocultar en ningún caso sus sentimientos, gustos y aficiones, aun cuando su confesión hubiese comprometido la justa fama que gozaba; así que, a cada paso decía con serenidad y franqueza que el antiguo repertorio clásico no le satisfacía, mientras que la buena música moderna, por la frescura de la inspiración, por su corte y estructura le atraía dulcemente.

Y agregó Manuel Sanguily en torno a las preferencias musicales de Fernando Arizti: “Y si es verdad que por una parte sostenía grandes discusiones con los partidarios del clasicismo, en el tono claro, mesurado y cortés de su conversación, por la otra, consecuente con su deber, enseñaba a su hija Cecilia el Trío en do menor de Beethoven, obra grandiosa y severa hasta lo infinito, con el entusiasmo y el celo del maestro y, con el cariñoso empeño del padre.”  Fernando Arizti falleció el 23 de abril de 1888 en La Habana.