Samuel Feijoo fue un notable escritor y a la vez un artista de la plástica. Su nacimiento se produjo en el poblado de San Juan de los Yeras, en la antigua provincia de Las Villas,  el 31 de marzo de 1914. En sus inicios se dio a conocer como poeta, pero su labor se extendió a la investigación, la novela, el cuento, la crítica y la pintura.

En realidad a él no se le puede encasillar tan solo como novelista y poeta porque fue eso y mucho más, es decir también resultó ser folklorista, pintor, dibujante, fotógrafo. Feijoo se comparó en una oportunidad con el pájaro de la quimera, símbolo romántico de la ilusión y la belleza. Explicó que resultaba ser un desgraciado quien no tuviera su ave de la quimera porque ese sol descomunal es el que impulsa al creador, al soñador, al amante

Durante su existencia además de escribir poemas y novelas también realizó un ingente trabajo para rescatar las genuinas tradiciones latinoamericanas y llegó a recopilar fábulas atesoradas por la memoria popular.  Reflejó en sus libros aspectos relacionados con grandes figuras de la cultura cubana, como fue el caso de la poesía de Juan Cristóbal Nápoles Fajardo.

Además trabajó en la edición de varias revistas, entre ellas la identificada como  Islas, que atendió cuando estuvo al frente del departamento de estudios folklóricos de la Universidad Central de Las Villas en los años de la década del sesenta, y algunos años después, la revista Signos

Para reflejar  la diversidad de su labor hay que tener en cuenta que tradujo del inglés y el francés al español diversos poemas, así como se ocupó de dar a conocer a artistas populares, a quienes no  vaciló en ofrecerles su incondicional ayuda y reconocimiento.  Fue un cubano sencillo que solía decir con particular relieve “No me gusta la conversación peinada, ni el merengue retórico.” 

En su quehacer como poeta  publicó alrededor de una veintena de libros entre los que se destacan, Camarada Celeste, Gajo Joven, Caracol Vagabundo, Poeta en el Paisaje y Pleno Día.  Su extensa labor como investigador y crítico es muy diversa. Cabe destacar a Cuentos Populares Cubanos, Azar de lecturas, Por una poesía cubana, Cuentos de humor cubanos, y El negro en la literatura folclórica cubana, entre otros. También forma parte de la obra de Samuel Feijoo los libros Tres novelas de humor, Juan Quinquín en Pueblo Mocho, Cuenta cuentos, Tumbaga y Mitología Cubana.

Feijoo fue un gran amante de la naturaleza.  Él afirmó en una oportunidad: “Un relincho de caballo en el campo, al amanecer, limpia las sicosis del mundo.” Él encontró poesía en las piedras y además supuso y señaló que los campesinos sueltan palomas de su garganta cuando enamoran a una mujer. En Feijoo el humor criollo constituyó un elemento inseparable en toda su obra narrativa e incluso en sus trabajos de pintura. 

En realidad puede decirse que fue reflejo de cubanía. Tuvo como motivación esencial, el saberse parte de un pueblo al que amó en forma intensa.