Miguel Ojeda Díaz, quién falleció en La Habana el 3 de enero de 2010 cuando contaba 88 años, con el decursar de su larga y fructífera existencia llegó  a ser un gran laudista y uno de los intérpretes de tradición hispánica más significativos del folclor campesino en Cuba. Él nació en la ciudad de Cárdenas, en la provincia de Matanzas, el 29 de septiembre de 1921.

Ojeda estudió en una escuela pública de su ciudad natal, hasta el octavo grado y se afirma que su primer laúd lo tuvo entre sus manos cuando contaba 24 años. Ese laud que le fuera obsequiado por su padre se conserva  en el Museo Histórico de Cárdenas. Fue en 1938 cuando organizó su primera agrupación que amenizó bailes campesinos en toda la región donde habitaba.

Posteriormente formó "El Melódico del 41", con el que alternaba con las orquestas de La Habana que hacían giras por Cárdenas, y otras ciudades de Matanzas. Así se dio a conocer en los medios musicales de la capital, hasta que en 1941 se presentó en "La Corte Suprema del Arte", programa de aficionados que se trasmitía por radio CMQ; lo que le facilitó un contrato con dicha emisora para actuar en distintos programas, entre ellos "Rincón Criollo". 

Sobre todo desde la década del 50 del siglo XX, con la entrada en funcionamiento de la televisión en Cuba, él logró  ser artista exclusivo en los programas más estelares de ese medio y a su vez, actuó en la radio, el teatro y el cabaret con su conjunto de guitarras, con el que acompañó a prestigiosas figuras de la música campesina en Cuba.

Miguel Ojeda ya en la etapa inicial de los años de la década del sesenta, en la pasada centuria, comenzó a presentarse con su conjunto en el programa de música campesina de la televisión cubana identificado como Palmas y cañas. Igualmente realizó presentaciones exitosas en los cabarets de los hoteles Nacional y Capri, respectivamente, en La Habana.

Como laudista, Ojeda se destacó por su fino estilo y bello sonido. Tuvo una técnica depurada y un gran conocimiento de la música campesina, así como un cabal dominio de los diseños melódicos y rítmicos en sus improvisaciones. Él realizó giras por distintos países  tanto de América, como de Europa, Asia y África. Compuso también más de un centenar de obras musicales entre guajiras, guarachas, boleros, congas y sones. 

Por su meritoria labor durante más de medio siglo se le entregaron Premios y reconocimientos significativos entre los cuales estuvo la Orden por la Cultura Nacional y las  Medallas "Raúl Gómez García" y "De la Amistad", otorgada ésta última por el líder vietnamita  Ho Chi Min en 1962.