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Día del Libro en Cuba: “escribir es servir”

Este 31 de marzo se celebra el Día del Libro en Cuba.  Se escogió esta fecha teniendo en cuenta que en similar día en el año 1959  fue creada en Cuba la Imprenta Nacional.

Fue ésta la segunda institución cultural que se fundó en el país a menos de tres meses de haberse producido el triunfo de la Revolución.

Con la creación de la Imprenta Nacional se empezaron a crear  las bases para la publicación masiva y sistemática de libros, folletos y revistas en nuestro país.

En marzo de 1960 un conflicto laboral y político entre los trabajadores y los dueños de los periódicos Excelsior y El País, pertenecientes a una misma empresa, propició que los talleres de esos órganos de prensa se convirtieran en la primera unidad de producción de la Imprenta Nacional.

Surgió entonces la idea de publicar esa obra cumbre de la literatura universal, el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Saavedra, con la cual quedó inaugurada la Colección Biblioteca del Pueblo, que hasta hoy día se mantiene y está destinada a publicar las obras de los clásicos de la literatura universal.

En ese año en viejas rotativas que trabajaban con pliegos de dos o cuatro páginas, y de manera casi artesanal puesto que después dichos pliegos hubo que doblarlos en forma manual, se confeccionaron los libros.

Se imprimieron 100 mil ejemplares en cuatro tomos. Se vendió a 25 centavos cada ejemplar, precio realmente simbólico para que pudiera estar al alcance de todos los sectores de la población cubana.

Esa edición del Quijote contó con ilustraciones del ilustre pintor y escultor español Pablo Picasso y de Paul Gustavo Doré, destacado grabador, escultor e ilustrador francés.

En 1962 la Imprenta Nacional de Cuba se transformó en la Editorial Nacional.

El destacado intelectual cubano Alejo Carpentier fue director ejecutivo de esta institución entre 1962 y 1966.

En tal sentido Carpentier dio un notable aporte al desarrollo del libro y la literatura en el país, más allá de su quehacer como notable escritor.

En 1967 se decidió crear el Instituto Cubano del Libro  que es desde entonces la institución rectora de la edición, la comercialización y la promoción de libros y publicaciones seriadas en Cuba, así como de las relaciones del Estado cubano con los escritores, sus organizaciones representativas y los profesionales del libro.

Ejerce en toda su estructura ramal, mediante el diálogo permanente y la participación activa de los intelectuales en la formulación de sus programas y proyectos, y las opiniones recibidas de los distintos públicos sobre su labor.

Se le subordinan directamente varias editoriales, y  distribuidoras y atiende quince Centros del Libro, ubicados en cada una de las provincias cubanas, a través de los cuales dispone de un Centro de Promoción Literaria y una pequeña editorial en cada territorio, y de librerías en los diferentes los municipios del país.

Anualmente organiza la Feria Internacional del Libro de La Habana, el más importante evento de carácter cultural que se celebra en el país, incluso no sólo en la capital sino también en todas las provincias.

Desde hace  años en cada edición de la Feria se les rinde homenaje a relevantes escritores cubanos y también se dedica a un país invitado de honor. También el Instituto Cubano del Libro otorga los Premios Nacionales de Literatura, Ciencias Sociales, Edición y Diseño.

Martí y la Literatura

José Martí hizo referencia en torno a la importancia que le concediera a la existencia de los libros y resaltó la trascendencia de la lectura y lo que esto representaba para el desarrollo espiritual de los seres humanos. Aseguró que los libros consuelan, calman, preparan, enriquecen y redimen.

Para Martí un libro nuevo es siempre un motivo de alegría, una verdad que nos sale al paso, un amigo que nos espera, la eternidad que se nos adelanta, una ráfaga divina que viene a posarse en nuestra frente.

En el trabajo titulado Biblioteca Americana, reflejado también en La América, en este caso en mayo de 1884, significó:

“Cada libro nuevo, es piedra nueva en el altar de nuestra raza.”

Martí además expuso consideraciones en relación con la literatura, así como destacó la labor de los escritores. Manifestó que entendía por escribir, la  lengua, domada por el pensamiento, como la silla cuando la monta el jinete.  Esto aparece reflejado en unos apuntes que están recogidos en el tomo 22 de sus Obras Completas en los que igualmente  precisó que todo el arte de escribir es concretar

Comentó que los mejores escritores  cuando no escriben todos los días, usan más palabras de las necesarias y añadió que el mérito mayor del estilo es no usar palabra que no sea indispensable y así se ve de realce toda la fuerza y belleza de lo escrito.

Acerca de este tema también reflexionó en el prólogo que escribió al libro El poema del Niágara de Juan Antonio Pérez Bonalde, en el que enfatizó:

“... no hay placer como este de saber de dónde viene cada palabra que se usa, y a cuanto alcanza; ni hay nada mejor para agrandar y robustecer la mente que el estudio esmerado y la aplicación oportuna del lenguaje.”

Martí igualmente opinó acerca de lo que experimentaba al escribir y como debía hacerse esa labor.

Por ejemplo en una carta enviada a su gran amigo Manuel Mercado, fechada en Nueva York el 11 de agosto de 1882 aseguró que fortalecer y agrandar vías constituía  la faena del que escribe y en uno de sus trabajos periodísticos, en este caso en el publicado en la sección Cartas del periódico La Nación, de Buenos Aires, en su edición correspondiente al 11 de enero de 1885, señaló:  

“No se ha de escribir para hacer muestra de sí y abanicar como el pavón la enorme cola, sino para  el bien del prójimo, y poner fuera de los labios, como un depósito que se entrega, lo que la naturaleza ha puesto del lado adentro de ellos.”

Nuestro Apóstol de la Independencia concibió que un escritor era como una especie de salvador según expresara en otro de sus trabajos en La Nación, de Buenos Aires, Argentina.

Asimismo precisó el concepto que tenía sobre el hecho de escribir y lo que esto representaba en un comentario al libro Tipos y Costumbres bonaerenses de Juan  Piaggio, reflejado en periódico El Partido Liberal, de México, el 3 de octubre 1889.

En esa ocasión  planteó:  

“Escribir no es cosa de azar, que sale hecha de la comezón de la mano, sino arte que quiere a la vez martillo de herrero y buril de joyería; arte de fragua y caverna, que se riega con sangre, y hace una víctima de cada triunfador; arte de cíclope lapidario.”

Martí supo concederle un significado extraordinario a la palabra y utilizarla adecuadamente  tanto en sus funciones como periodista y también como poeta y escritor. No escribió por el mero placer de crear obras sino que de manera esencial concibió el hecho de escribir como una forma de ser útil a los demás  y como vía adecuada para reflejar lo que se experimentaba. 

En sus Obras Completas puede leerse:

“Acercarse a la vida – he aquí el objeto de la Literatura- ya para inspirarse en ella;- ya para reformarla”

En un artículo titulado Patriotismo, reflejado en el periódico  Patria en la edición del 28 de noviembre de 1893 expresó: “escribir es servir”.

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1 comments inserted

Darenys dijo:

Maravilloso texto martiano9

31/03/2025 08:18 am / RESPONDER