En los Juegos Olímpicos de París 2024 –previstos para celebrarse entre el próximo viernes 26 de julio y el domingo 11 de agosto– la delegación cubana estará representada por 61 atletas: 11 de ellos, son habaneros.

Y, aunque sobra decir que el corazón de cada aficionado capitalino tomará impulso con la actuación de absolutamente todos los deportistas de la Mayor de las Antillas; sería en vano tratar de ocultar el sano, inevitable y ya conocido orgullo que se sentirá a lo largo y ancho de La Habana cuando, además, corresponda salir al escenario competitivo a un atleta nacido en nuestra urbe maravillosa.

Como suele suceder, no solo será motivo de emoción la sospecha de una posible medalla (tal vez ya contada por algún avezado pronosticador), pues la acción misma en cada evento aportará el deleite por la calidad probada, por la expectativa y por esa posibilidad siempre latente de una sorpresa a modo de triunfo no esperado ni por los más optimistas y atrevidos profetas.

Así, será difícil hallar a quien no espere un alegrón del campeón olímpico de Tokio 2020, el grequista Luis Alberto Orta (ahora en los 67 kilogramos)… sobre todo después de su reciente declaración ante la prensa de la capital:

“Voy en busca de mi segundo oro. Para eso me he preparado, no importa que sea en una división distinta. Ese es el regalo que quiero hacerle al pueblo habanero y cubano”.

También será imposible no estar atentos a los desempeños de otros exponentes de las luchas, como las muchachas Milaimys Marín (76 kg) y Yusneylis Guzmán (50 kg), o del talentoso librista Alejandro Valdés (65 kg).

Irremediablemente, también estaremos al tanto del pistolero Jorge Félix Álvarez, del remero Reidy Cardona, del tenimesista Jorge Moisés Campos, del triplista Cristian Napolés, de la ondina Andrea Becali y del tritón Rodolfo Falcón Jr.

Tampoco nadie podrá quedarse impávido cuando Anisley García (La Tuti) sea seguida por las cámaras en el Centro Acuático de Saint-Denis, ya sea durante la lid individual de la plataforma o en la de trampolín individual a tres metros.

Todos pretenderán hacer crecer la dimensión del triunfo que significa poder competir en unos Juegos Olímpicos y, en el intento, irán compartiendo con sus fieles seguidores la alegría o la tristeza por cada resultado. Ellos, sin dudas, aportarán mucho más que su incondicional esfuerzo, y nosotros –a cambio– seremos recíprocos brindándoles nuestro más absoluto, constante y apasionado apoyo.

Con información tomada de Tribuna de La Habana