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En el aniversario 35 de su fallecimiento: Nicolás Guillén, el poeta

Fallecido en La Habana el 16 de julio de 1989 Nicolás Guillén por la trascendencia de su obra, se le ha reconocido como nuestro Poeta Nacional.

Fue además el presidente fundador de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba que resultó creada también en la capital cubana el 22 de agosto de 1961.  Su nacimiento se produjo el 10 de julio de 1902 en la ciudad de Camagüey. Llegó a ser considerado con el decursar de su fecunda existencia como uno de los poetas más grandes de habla hispana. 

Desde muy joven comenzó a destacarse como poeta. Varios de sus primeros poemas fueron publicados en la revista “Camagüey gráfico”.  

Con posterioridad en su propia ciudad natal trabajó como redactor y llegó incluso a ser director de varias publicaciones.  

A finales de 1926 Guillén se trasladó hacia La Habana y empezó a colaborar en diferentes periódicos y revistas.

En lo que respecta propiamente dicho a su obra poética se ha afirmado que él logró incorporar a la poesía los timbres rítmicos del son y encontró el lenguaje idóneo para trasmitir su visión de la realidad cubana que le tocó vivir.

Entre su vasta obra pueden citarse Motivos de Son, Songoro Cosongo, West Indies LTD, Poemas en cuatro angustias y una esperanza, El son entero, Elegía a Jesús Menéndez, La paloma del vuelo popular, Tengo, Che Comandante, La rueda dentada y por el Mar de las Antillas anda un barco de papel.

Como intelectual revolucionario participó y representó a Cuba en disímiles eventos internacionales y también ofreció conferencias y recitales en diferentes partes del mundo.

Guillén fue, además, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Tanto artistas cubanos como extranjeros han musicalizado y difundido poemas de Nicolás Guillén.

Entre ellos está el que identificó con la palabra Canción, que comúnmente ha sido conocido como De que callada manera.

En ese poema detalló:

¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(Yo, muriendo.)
Y de qué modo sutil
me derramó en la camisa
todas las flores de abril.
¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
(No soy tanto.)
En cambio, ¡qué espiritual
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal!
¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(Yo, muriendo.)

Guillén también en otra de sus obras poéticas trató acerca de la interrelación de las razas en la formación y desarrollo de los cubanos.

En su poema titulado Balada de los dos abuelos, afirmó:

Sombras que sólo yo veo,

me escoltan mis dos abuelos.

LANZA CON PUNTA de hueso,

tambor de cuero y madera:

mi abuelo negro.

Gorguera en el cuello ancho,

gris armadura guerrera:

mi abuelo blanco.

Pie desnudo, torso PÉTREO

los de mi negro;

PUPILAS DE VIDRIO antártico

las de mi blanco!

África de selvas húmedas

y de gordos gongos sordos…

- ¡Me muero!

(Dice mi abuelo negro.)

AGUAPRIETA DE CAIMANES,

verdes mañanas de cocos…

- ¡Me canso!

(Dice mi abuelo blanco.)

Oh velas de AMARGO VIENTO,

galeón ARDIENDO EN ORO…

- ¡Me muero!

(Dice mi abuelo negro.)

¡Oh costas de cuello virgen

engañadas de abalorios…!

- ¡Me canso!

(Dice mi abuelo blanco.)

¡Oh puro SOL repujado,

preso en el aro del trópico;

oh LUNA redonda y limpia

sobre el sueño de los monos!

¡Qué de barcos, qué de barcos!

¡Qué de negros, qué de negros!

¡Qué largo FULGOR de cañas!

¡Qué látigo el del negrero!

PIEDRA DE LLANTO Y DE SANGRE,

venas y OJOS entreabiertos,

y madrugadas vacías,

y atardeceres de ingenio,

y una gran voz, fuerte voz,

despedazando el silencio.

¡Qué de barcos, qué de barcos,

qué de negros!

Sombras que sólo yo veo,

me escoltan mis dos abuelos.

Don Federico me grita

y Taita Facundo calla;

los dos en la noche sueñan

y andan, andan.

Yo los junto.

      -¡Federico!

¡Facundo! Los dos se abrazan.

Los dos suspiran. Los dos

las fuertes cabezas alzan;

los dos del mismo tamaño,

bajo las ESTRELLAS altas;

los dos del mismo tamaño,

ansia negra y ansia blanca,

los dos del mismo tamaño,

gritan, sueñan, lloran, cantan.

Sueñan, lloran, cantan.

Lloran, cantan.

¡Cantan!

Uno de sus más célebres poemas no sólo en Cuba sino también a nivel internacional es el que creó en octubre de 1967 en homenaje al Comandante Ernesto Che Guevara, a los pocos días de haberse producido su caída en Bolivia.

Este poema él lo leyó ante más de un millón de cubanos que rindieron homenaje al Che en la Plaza de la Revolución José Martí en la velada solemne efectuada el 18 de octubre de 1967.

En una parte de ese trascendental poema Nicolás Guillén aseguró al referirse a la presencia permanente del Che Guevara en el seno del pueblo cubano.

Cuba te sabe de memoria. Rostro

de barbas que clarean. Y marfil

y aceituna en la piel de santo joven.

Firme la voz que ordena sin mandar,

que manda compañera, ordena amiga,

tierna y dura de jefe camarada.

Te vemos cada día ministro,

cada día soldado, cada día

gente llana y difícil

cada día.

En Cuba existe desde 1991 la Fundación Nicolás Guillén. Cuenta con los auspicios de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, y de la familia del destacado poeta cubano.

La Fundación que lleva su nombre tiene como misión la preservación, el estímulo al estudio y la difusión de la obra literaria del gran poeta, para satisfacer una necesidad orgánica de la cultura cubana y contribuir en ese empeño al conocimiento y la divulgación de los mejores valores de nuestra cultura.

La labor creativa de Nicolás Guillén, cuya existencia transcurrió desde 1904 hasta 1989, ha sido y es objeto de interés y estudio no sólo en Cuba sino además en diferentes lugares del mundo.

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