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Camilo Cienfuegos siempre en el corazón agradecido de su pueblo

José Martí aseguró que los héroes son propiedad humana, comensales de toda mesa, y de toda casa familiares.

Tal afirmación puede servir para hacer referencia a la vida y la obra del Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán, quién resultó calificado como el Señor de la Vanguardia, el hombre de las mil anécdotas y como la imagen del pueblo.

Nacido el 6 de febrero de 1932 en la zona de Lawton en La Habana en el transcurso de su breve pero fecunda existencia  sobresalió por su heroísmo,  manera de actuar, su entereza, y por su gran amor por Cuba y su pueblo.

Camilo no actuó para alcanzar un estadio específico, ni para ser considerado como un héroe, pero su alegría proverbial y cotidiana, su interrelación con diversos sectores del pueblo propició que se convirtiera en todo un símbolo.

Precisamente el Comandante Ernesto Che Guevara quién mantuvo una gran relación con Camilo durante la lucha revolucionaria, en el prólogo que escribió en su libro Guerra de Guerrillas, editado en Cuba tras el triunfo de la Revolución, señaló que él es objeto permanente de evocación cotidiana, es el que hizo esto o aquello, “una cosa de Camilo”, el que puso su señal precisa e indeleble a la Revolución cubana.

Y detalló: “En su renuevo continuo e inmortal, Camilo es la imagen del pueblo.”

Camilo Cienfuegos fue el más pequeño de los tres hijos de Ramón Cienfuegos y Emilia Gorriarán.  Realizó sus estudios   primarios en la escuela pública número 105 Félix Ernesto Alpízar, en el barrio de Lawton.

En 1944 comienza a estudiar en la Escuela Superior número 13 en la Víbora, en La Habana. Cursa allí el séptimo y el octavo grados.  Posteriormente realiza exámenes para ingresar como alumno libre en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana.

En 1949 matrícula en la Escuela Anexa a San Alejandro en la especialidad de escultura, pero al poco tiempo tiene que dejar los estudios para trabajar debido a la situación económica de la familia.

El primero de abril de 1950 comienza a laborar en la tienda sastrería El Arte, situada en la calle Reina entre Ángeles y Amistad, en La Habana.

En abril de 1953 sale hacia los Estados Unidos, en unión de un amigo suyo, con el objetivo de tratar de encontrar un trabajo mejor remunerado en dicho país. Primero llegaron a Miami y 48 horas más tarde se trasladaron a Nueva York.  Durante su estancia en Nueva York en 1953 se relaciona con latinoamericanos que tenían vinculación con los cubanos que formaban parte de una Junta Patriótica.

En julio de 1953 se enteró en Nueva York que en Cuba se había realizado una audaz acción contra el régimen dictatorial de Fulgencio Batista.  

Entonces se afirma que exclamó con orgullo:  “…así es como hay que luchar contra Batista, con las armas en la mano y no con la politiquería.”

Durante su permanencia en los Estados Unidos, entre abril de 1953 y similar mes de 1955, Camilo le escribe en forma frecuente a sus padres y hermanos. Utiliza, incluso, el humor para reflejar algunas de sus vivencias. 

En abril de 1955 al ser localizado por las autoridades de inmigración, en la ciudad de San Francisco, resultó detenido durante más de 30 días y finalmente fue trasladado hasta la frontera con México y más tarde logró retornar a La Habana.

En junio de 1955 Camilo vuelve a trabajar como dependiente en la tienda El Arte.  

En la etapa final de ese año y comienzos del siguiente evidencia su compromiso con la causa revolucionaria y participa activamente en manifestaciones que tienen lugar en La Habana.

El 7 de diciembre de 1955 resultó herido cuando las fuerzas de la dictadura batistiana reprimieron con violencia a los participantes de una manifestación en homenaje a Antonio Maceo.

Semanas después también participa el 28 de enero de 1956 en el homenaje a José Martí en el aniversario de su natalicio.  Nuevamente es golpeado e incluso detenido y fichado por el Buró de Represión de Actividades Comunistas, y aunque después fue liberado quedó sujeto a una causa judicial.

El 25 de marzo de 1956 Camilo Cienfuegos sale nuevamente de Cuba hacia los Estados Unidos de América. Allí procura contactar con los miembros del Movimiento 26 de Julio. 

Camilo consigue la dirección en México de Reinaldo Benítez quién había participado en el asalto al cuartel Moncada en 1953. Le escribe de inmediato.  El 19 de septiembre de 1956 se trasladó de los Estados Unidos hacia México. Y fue gracias a las gestiones realizadas por Benítez que pudo ser aceptado para participar en los entrenamientos que estaban realizando los futuros expedicionarios del yate Granma.

El 25 de noviembre de 1956 forma parte del grupo de 82 expedicionarios que dirigidos por Fidel Castro salen del puerto mexicano de Tuxpan a bordo del yate Granma hacia Cuba.

El dos de diciembre desembarca en el territorio cubano por Los Cayuelos, una zona cercana a playa  Las Coloradas, en la parte sur de la provincia de Oriente. Tres días más tarde recibe su bautismo de fuego en Alegría de Pío cuando los combatientes rebeldes fueron atacados de manera sorpresiva por fuerzas de la dictadura  batistiana.

Camilo es uno de los pocos expedicionarios que en los días sucesivos logra eludir la persecución de los soldados y prosigue su avance hacia la Sierra Maestra. El 21 de diciembre el pequeño grupo encabezado por Juan Almeida, del cual forma parte Camilo, se reencuentra con Fidel en las montañas orientales.

Desde la etapa inicial de la lucha revolucionaria en la Sierra Maestra Camilo comenzó a sobresalir por sus condiciones como un bravío combatiente.   En el mes de abril de 1958 Fidel le otorga a Camilo el grado de comandante. Reafirma su compromiso de servir más a la causa revolucionaria. Envía de inmediato una carta a Fidel en la que le patentiza: “En mi poder el ascenso a comandante del Ejército Revolucionario 26 de Julio; al recibir tan alto honor y responsabilidad, he jurado cumplir a cabalidad dicho cargo y trabajar hasta el límite de mis fuerzas por acelerar el triunfo de la Revolución. Gracias por darme la oportunidad de servir más esta dignísima causa, por la cual siempre estaré dispuesto a dar la vida.  Gracias por darme la oportunidad de ser más útil a nuestra sufrida Patria.  Más fácil me será dejar de respirar que dejar de ser fiel a su confianza. Siempre a sus órdenes.”

Después de haberse mantenido realizando acciones durante algo más de dos meses en zonas casi llanas de la provincia de Oriente, el 12 de junio de 1958, Camilo recibe la orden de Fidel de trasladarse nuevamente hacia la Sierra Maestra para fortalecer las posiciones de los rebeldes ante la ofensiva de las tropas de la dictadura.

Tras haber sido derrotada la ofensiva en el mes de agosto Fidel consideró llevar adelante una gran contraofensiva rebelde.  Y como parte de esa estrategia para desarrollar la lucha revolucionaria en todo el territorio cubano concibe que dos columnas rebeldes salgan de la Sierra Maestra hacia las provincias de Las Villas y Pinar del Río.

Para el cumplimiento de tan singulares misiones Fidel escoge a los comandantes Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos.

El 21 de agosto Camilo inicia la invasión de la Columna dos identificada con el nombre de Antonio Maceo. Tras avanzar en agotadoras marchas llegó el 7 de octubre hasta el territorio de la provincia de Las Villas.

Fidel le ordenó que permaneciera en dicha provincia y que coordinara con el Che Guevara para garantizar el desarrollo de la lucha en esa parte central de Cuba.  En Las Villas Camilo realiza una intensa labor política y militar. Y a finales del mes de diciembre dirige en forma exitosa la batalla de Yaguajay

En la madrugada del 1ro de enero de 1959 se produce la fuga del país del dictador Fulgencio Batista. Entonces elementos reaccionarios realizan una maniobra para tratar de evitar la victoria revolucionaria.  Al conocer esas noticias Fidel ordenó a los integrantes del Ejército Rebelde continuar desarrollando la ofensiva y también llamó al pueblo a decretar una Huelga General Revolucionaria.

Y específicamente encomendó a los comandantes Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos su traslado de inmediato desde la provincia de Las Villas  hacia La Habana.

Camilo llegó a La Habana el 2 de enero de 1959 y entró al campamento militar de Columbia.

En los meses siguientes Camilo brinda su aporte decisivo al proceso revolucionario cubano. Además de desempeñar a cabalidad las responsabilidades que se le confiaron dentro del Ejército Rebelde, participa como dirigente de la Revolución en múltiples actos y con la fuerza de su palabra vibrante contribuye a la educación política de los integrantes de las fuerzas armadas y del pueblo en general.

En sus discursos y diálogos con diversos sectores del pueblo hizo referencia, entre otros aspectos, a la trascendencia de la unidad de los revolucionarios, a la importancia de la reforma agraria y otras medidas de la Revolución y particularmente trató acerca del papel y la labor de los miembros de las Fuerzas Armadas.

En el mes de octubre participa en el enfrentamiento de una maniobra contrarrevolucionaria que tiene lugar en la provincia de Camagüey.

Después regresa a La Habana y el día 26 en un acto pronunció lo que sería su último discurso ante el pueblo cubano.  Precisó que tan alta y firme como la Sierra Maestra era en ese momento la vergüenza, la dignidad y el valor del pueblo de Cuba y recordó un fragmento del emotivo poema de Bonifacio Byrne dedicado a la bandera cubana.



Dos días después cuando retornaba en una avioneta a La Habana en otro viaje que había hecho a Camagüey se produjo su lamentable desaparición física.

La vida y obra de Camilo han quedado no sólo en la historia del país, sino sobre todo de manera esencial en el corazón del pueblo que le rinde homenaje de forma permanente y que se siente continuador de la obra  realizada por él.

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