Aniversario 60 de su fallecimiento: Ernesto Lecuona Casado, un notable pianista y compositor
Fallecido el 29 de noviembre de 1963 en Islas Canarias, el habanero Ernesto Lecuona Casado sobresalió por haber sido un notable pianista y un fecundo compositor.
Se le considera como el compositor cubano que más fama a nivel internacional alcanzara por la diversidad de sus obras.
Ernesto Lecuona nació en Guanabacoa en La Habana el 6 de agosto de 1895. Desde que tenía ocho años inició sus estudios en el campo de la música con su hermana Ernestina.
Después continuó estudiando en el Conservatorio de Carlos Alfredo Peyrellade. En esa escuela estuvo durante tres años y allí conoció a la versátil actriz y cantante cubana Rita Montaner.
Entre 1907-1910 estuvo en un colegio de la Sociedad Económica de Amigos del País, en el que ofreció un recital íntimo al que asistieron varias personalidades.
Ya desde 1908 creó su primera obra musical titulada Cuba y América dedicada a Carlos Alfredo Peyrellade.
A los doce años se vio obligado a enfrentarse a la vida porque su madre se hallaba enferma.
Trabajó como pianista en distintas salas cinematográficas y formó parte de agrupaciones musicales y de compañías de teatro.
En 1912 ingresó en la compañía de Arquímedes Pous. Fue entonces que el prestigioso músico Hubert de Blanck al aquilatar las cualidades del joven habló con su madre para sacarlo de esos trabajos y darle una formación musical más integral.
La madre de Lecuona comprendió lo que le señalaron y a partir de ese momento De Blanck cuidó de la formación técnica del joven pianista. En ese año le organizó su primer recital en el conservatorio. Después realizó otras actuaciones significativas. En 1913 se graduó en el conservatorio y obtuvo medalla de oro.
Con el decursar del tiempo Lecuona alcanzó un sólido prestigio tanto como pianista como compositor. Se presentó con éxito en diversos países.
En su obra pianística sobresalen sus danzas cubanas. Su primer álbum de obras de este género fue difundido en la década de los años veinte.
El segundo álbum de danzas se editó en 1929 y al año siguiente apareció el álbum número tres con danzas afrocubanas.
En relación con sus danzas el propio Lecuona llegó a afirmar en 1942:
“Mis danzas negras inician lo afrocubano. Yo llevé por primera vez el tambor de la conga al pentagrama y al teclado.”
Fue un músico muy fecundo y talentoso. Su labor como compositor se refleja en cerca de 600 obras, entre las que se encuentran creaciones que alcanzaron una gran popularidad tanto en Cuba como en el extranjero, como las tituladas Siboney, María la O, Damisela Encantadora, Rosa la China, Danza Lucumí y La Malagueña.
Durante los años siguientes consiguió éxito internacional como intérprete, dando conciertos en La Habana y Nueva York; en esta ciudad comenzó a profundizar en la composición, que se convertiría en su actividad principal.
A lo largo de su vida, se mantuvo muy activo profesionalmente: actuó en teatros y salas de España, Cuba y Latinoamérica. Fundó además varios grupos musicales.
Lecuona también compuso varias bandas sonoras para estudios cinematográficos de Estados Unidos de América, España y otros países de Latinoamérica.
Incluso en 1942 fue nominado para un Premio de la Academia por la música de la película Always in my heart, una producción de la Warner Brothers.
Pero sobre todo Lecuona fue un fecundo compositor.
Llegó a componer centenares de magníficas canciones, muchas de las cuales se convirtieron en grandes temas que fueron adaptados con arreglos diversos a lo largo de los años.
El virtuosismo de Ernesto Lecuona es apreciado hasta hoy por diversos músicos y especialistas.
Por ejemplo Arthur Rubinstein, pianista polaco-estadounidense de origen judío, célebre por sus interpretaciones de Chopin, cuando le escuchó tocar la Malagueña comentó:
«No sé si admirar más su talento pianístico o su arte sublime como compositor».