Juan Manuel Fangio y su secuestro en La Habana por el M-26-7
Me cuenta el Doctor Rolando Álvarez Estévez (directivo de la Radio Cubana ya fallecido, y combatiente del M-26-7 en la clandestinidad en La Habana) que cuando Juan Manuel Fangio muere en Buenos Aires, el 17 de junio de 1995, junto a su féretro se depositó la ofrenda floral enviada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y otra a nombre de Arnol Rodríguez y sus compañeros del 26 de Julio.
Cuentan que el argentino ese día de febrero de 1958 se subió entonces a un Playmouth verde que lo esperaba en la puerta del Hotel Lincoln y no se supo nada más sobre él durante 27 horas. "Disculpe, Juan, me va a tener que acompañar…", con esas palabras interceptaron a Fangio en el hall del hotel habanero, donde el Chueco estaba reunido con Stirling Moss, rival en la pista, y unos mecánicos.
Fueron, Arnol y sus compañeros los protagonistas de un acontecimiento que marcó la madurez del Movimiento 26 de Julio en La Habana. El 23 de febrero de 1958 se produjo el secuestro del cinco veces campeón mundial de automovilismo, el argentino Juan Manuel Fangio, quien se encontraba en Cuba para participar en el Campeonato Nacional de Automovilismo.
El secuestro fue realizado por varios luchadores clandestinos en La Habana con vistas a impedir su participación en el evento y llamar así la atención sobre la situación que padecía Cuba ante la existencia de una dictadura militar reaccionaria, la dictadura de Fulgencio Batista y Zaldívar.
En el mes de septiembre de 1981 Fangio visitó a La Habana después de 23 años de su secuestro, en el aeropuerto José Martí sería recibido por el Comandante Faustino Pérez y por Arnol Rodríguez, reactivándose desde ese momento una amistad iniciada entre los días 23 y 24 de febrero de 1958. En los pocos días de su estancia en La Habana, Fangio pudo reencontrarse y conversar con los que lo atendieron “en la casa de las norteñas“, ubicada en la calle Norte 42 en Nuevo Vedado, las militantes Agnés y Aymée Afón, su mamá Silvina Morán, y Juan Ramón García (Ramonín).
Faltaba uno de ellos, Marcelo Salado, quien tuvo a su cargo la seguridad del lugar. Había sido asesinado dos meses después del secuestro revolucionario de Fangio, por la tiranía batistiana durante los hechos de la huelga del 9 de abril de 1958.
Antes de regresar a la Argentina, Fangio declaró a la prensa que había logrado dos de sus mayores deseos: Volver a Cuba y conocer personalmente a Fidel Castro, mientras que Arnol sería quien mantendría, con Fangio, una relación frecuente aprovechando sus viajes de trabajo al país suramericano, lo cual se mantuvo hasta el fallecimiento del campeón.
“Operación Fangio”, se llama el libro escrito por Arnol Rodríguez, años después, y en ese volumen se conocen detalles precisos de la organización, secuestro y devolución del campeón argentino, así como de la gran repercusión internacional que tuvo la acción revolucionaria y la amplia difusión de los nombres de La Habana y Fidel. El propio Fangio en entrevistas posteriores llegó a confirmar que ese hecho en La Habana lo hizo mucho más famoso.
Estuvo retenido algo más de 24 horas. Tras ser liberado él le señaló a los periodistas: "Me trataron muy bien. Nunca me vendaron los ojos. Cien veces me pidieron disculpas. Me parecieron macanudos. Les dije a los rebeldes que si me habían secuestrado por una buena causa, yo estaba de acuerdo”.
“Operación Fangio”, realizada por el Movimiento 26 de Julio radicado en La Habana, en la noche del domingo 22 de febrero de 1958, revistió características interesantes en la lucha clandestina, afirmó en su testimonio el Doctor Rolando Álvarez Estévez. Fue un secuestro de una de las figuras deportivas más relevantes a nivel mundial, lo cual se hizo sin disparar un solo tiro, en medio de numerosas personas y de custodios que se hallaban en el vestíbulo del Hotel Lincoln. De ello se encargó un comando armado del Movimiento 26 de Julio compuesto por varios combatientes bajo el mando del capitán de milicias Oscar Lucero Moya (Héctor), dispuestos al riesgo necesario para cumplir la acción ordenada por Faustino Pérez, máximo responsable y estratega de la “Operación”.
Poco después y antes de las 10:00 de la noche, Arnol (Fernando), puso en conocimiento del secuestro a las emisoras Radio Reloj y CMQ, así como a las redacciones de los periódicos El Crisol y Alerta, con salida y distribución los lunes.
Fangio fue muy amable y se mostraba seguro, su entrega se produjo por una representación del Estado en Revolución con una representación oficial del Estado argentino. La dictadura no participó jamás en la entrega oficial del afamado automovilista.
En una entrevista a la Televisión bonaerense, Fangio comentó que luego de ser liberado en zona de la embajada argentina, el dictador Fulgencio Batista lo llamó por teléfono y le dijo que apenas durmió durante las horas en las que fue secuestrado. “En realidad – acotó Fangio – la culpa de que Batista no durmiera, no la tenía yo, sino los muchachos del 26 que le quitaron el sueño”.
Hoy aquel hecho lo recuerda en la entrada del Hotel Lincoln una placa de bronce que informa: "En la noche del 23-2-58, en este mismo lugar, fue secuestrado por un comando del Movimiento 26 de Julio, dirigido por Oscar Lucero, el cinco veces campeón de automovilismo Juan Manuel Fangio. Ello significó un duro golpe propagandístico contra la tiranía batistiana y un importante estímulo para las fuerzas revolucionarias".
La Habana se comportó de forma heroica durante esa acción, que cobró coherencia, disciplina y compromiso con los Rebeldes de la Sierra Maestra. El año 1958 mostraba a una Cuba en la que predominaba el crimen de estado, las torturas y las desapariciones. Las vidas hermosas de 20 000 jóvenes asesinados por la dictadura de Batista es una cifra que los cubanos, no podremos olvidar.
Autor: Maria Salomé Campanioni González