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publicado el 14/12/2022

Raúl Gómez García y el Día del Trabajador de la Cultura (+Audio)

En Cuba desde hace años, como homenaje al joven  poeta y revolucionario Raúl Gómez García, se  instituyó el 14 de diciembre, fecha de su natalicio, como el día del trabajador de la cultura.

Considerado como el poeta de la Generación del Centenario Raúl Gómez García además de participar en la acción realizada en Santiago de Cuba el 26 de julio de 1953, fue el creador del poema titulado Ya estamos en combate en el que patentizó la disposición de los jóvenes revolucionarios que dirigidos por Fidel Castro realizarían los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, respectivamente.

En una parte de ese poema él detalló:

Ya estamos en combate,

Por defender la idea de todos los que han muerto

Para arrojar a los malos del histórico Templo,

Por el heroico gesto de Maceo,

Por la dulce memoria de Martí.

En nuestra sangre hierve el hado azaroso

De las generaciones que todo lo brindaron,

En nuestros brazos se alzan los sueños clamorosos

Que vibran en el alma superior del cubano

Ya estamos en combate.

A Raúl Gómez García también Fidel le encomendó redactar un Manifiesto que se tenía previsto fuera trasmitido por una emisora de Santiago de Cuba  inmediatamente que se lograra controlar la fortaleza militar para explicar y hacerle a su vez un llamamiento al pueblo con el objetivo de llevar adelante una insurrección popular armada.

Raúl Gómez García nació el 14 de diciembre de 1928. Sus padres eran nativos de Güines aunque residían en la capital cubana.

Cuando él tenía ocho años  al ocurrir la muerte repentina de su padre, se traslada con su madre y demás familiares  hacia Güines y no es hasta cuando cumple 14 años que vuelve a residir en La Habana al matricular en el Instituto de Segunda Enseñanza.

Desde la etapa de su adolescencia colaboró con publicaciones estudiantiles y en emisoras de radio, así como participó en diversos actos  cívicos, con el ánimo de divulgar las ideas redentoras que le habían sido trasmitidas por sus familiares descendientes de luchadores independentistas en el siglo XIX.

Igualmente se sentía motivado por la práctica de deportes y por la poesía, la filosofía y la historia.

En 1947 por su actitud patriótica ante la caótica situación que padecía Cuba iba a ser expulsado del centro estudiantil y fue entonces que su hermano César logró que se trasladara hacia el Instituto de la Víbora, donde concluyó el bachillerato en el curso 1947-1948 con buenos resultados académicos.

Entonces matricula  la carrera de Derecho en la Universidad de Habana, la que cursó durante dos años.

Al estar trabajando a su vez como maestro sustituto en el Colegio Baldor apreció que su verdadera vocación era la Pedagogía.

Ya por esa época ingresa en el Partido del Pueblo Cubano, Ortodoxo. Se relaciona de modo directo con la tendencia más radical de los jóvenes de esa organización.

El 10 de marzo de 1952 reacciona con indignación ante el  golpe de estado reaccionario de Fulgencio Batista. Incluso escribe el manifiesto "Revolución sin Juventud" en el que denuncia a los usurpadores del poder. Él  no consiguió que ningún periódico publicara el escrito, ni siquiera parcialmente, porque llamaba al combate frontal contra Batista y sus secuaces.

Algún tiempo  después con Abel Santamaría y otros compañeros participa en la edición de un boletín titulado Son los mismos y posteriormente empezó a formar parte del grupo de jóvenes revolucionarios  que se relacionaron con el también joven abogado Fidel Castro para llevar adelante la lucha revolucionaria.

Fidel propuso que el boletín clandestino  que se había editado se le pusiera por nombre El Acusador  y Raúl igualmente colabora con esa publicación de la cual se editaron tres números. Producto de una delación fueron detenidos los que participaron en la edición del citado boletín.

Conocido este hecho por el director de la escuela Baldor donde trabajaba Raúl resultó expulsado de dicho centro.

Entonces continúa escribiendo cantos patrióticos, varios de ellos inspirados en José Martí, versos de amor, artículos y además participa en entrenamientos para estar en condiciones de participar en algún combate en el futuro inmediato.

El viernes 24 de julio de 1953 sale de su casa en La Habana y le comenta a su madre que no regresaría a dormir.  Se trasladó entonces hacia Santiago de Cuba.

En la madrugada del 26, en la identificada como Granjita Siboney, situada en la zona denominada así, a unos 14 kilómetros de la ciudad de Santiago de Cuba, donde se concentraron los que participarían en el asalto al cuartel Moncada,  Fidel lee el vibrante Manifiesto que Gómez García había  redactado por instrucciones suyas y finalmente el propio poeta recitó unas estrofas de su obra "Ya estamos en combate".

Raúl Gómez García fue designado para integrar el grupo que bajo la dirección de Abel Santamaria ocupó el hospital civil Saturnino Lora.

No obstante haber fallado la toma por sorpresa del cuartel “Moncada”  él en unión de los demás combatientes, incluido las dos mujeres, Haydée Santamaría y Melba Hernández, se mantuvieron allí luchando  hasta que se le agostaron las balas.

Cuando comprendió que ya las fuerzas de la dictadura habían ocupado posiciones en torno al hospital, y que por tanto era evidente que no podrían salir del centro, se dirigió a un empleado que se encontraba cerca y le pidió un papel y una pluma. Escribió un breve mensaje en el que le señalaba a su madre:  "Caí preso, tu hijo".

Este  mensaje que milagrosamente llegó a manos de su madre Virginia García varios días después, constituyó una prueba más de cómo los soldados de la dictadura asesinaron vilmente a todos los combatientes que capturaron en el hospital, con excepción de Haydée y Melba, que fueron sometidas a crueles torturas mentales.

Tenía entonces Raúl Gómez García 25 años y con su firmeza hizo realidad lo que había proclamado en el poema "Ya estamos en combate” en el que aseguró:


Por nuestro honor de hombres ya estamos en combate

Pongamos en ridículo la actitud egoísta del tirano

Luchemos hoy o nunca por una Cuba sin esclavos

Sintamos en lo hondo la sed enfurecida de la Patria

Pongamos en la cima del Turquino la Estrella Solitaria.


 

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