Juan Orlando de la Rosa Villanueva fue un destacado compositor y músico. Fue conocido desde el punto de vista artístico tan sólo como Orlando de la Rosa. Con su talento artístico realizó un meritorio aporte al desarrollo de la música en nuestro país.

Nacido el 15 de abril de 1919 en La Habana desde muy pequeño comenzó a  estudiar el  piano con su madre, y años después continuo superándose en el Conservatorio Municipal de Música Félix Alpízar.

Realizó una gran labor como pianista repertorista y como integrante de las orquestas de emisoras de radio y de los teatros Alkazar y Principal de Comedia y también junto al maestro Ernesto Lecuona, con quien participó en varios conciertos.

Un hecho notable en la vida del músico Orlando de la Rosa sucedió el 24 de febrero de 1938 cuando formó parte de un espectáculo en el que intervinieron veinticuatro pianistas, tocando a cuatro manos, en doce pianos.

En ese memorable encuentro ofrecido en el teatro Auditorium se encontraban figuras como Rafael López, Ignacio Villa “Bola de Nieve” y Ernestina Lecuona, entre otros.  Ya en la década de los cuarenta a Orlando de  la Rosa se le consideraba uno de los pianistas más virtuosos de Cuba así como de muchos países de América Latina.

Su primera creación hecha pública fue el bolero “Ya sé que es mentira”, estrenada en 1940.

Ocho años después organizó un cuarteto, el cual llevaba su nombre y estaba integrado por Alberto Río, Elena Burke, Aurelio Reynoso y Roberto Barceló.

La primera presentación del cuarteto de Orlando de la Rosa, tuvo lugar en la emisora RHC “Cadena Azul”, en un programa en el que también se presentaron Luis Carbonell y la actriz argentina Libertad Lamarque. Al poco tiempo el cuarteto se presentó también en los Estados Unidos y en Canadá.

Su agrupación llegó a ser como una especie de espectáculo ya que se conjugaron el canto, el baile y un vestuario muy sofisticado, lleno de fantasía, muy propio de cabarets y del teatro de variedades. El cuarteto se desintegró en 1955.

Aunque ya delicado de salud, a partir de 1956, él desarrolló una labor como director musical general y pianista en los shows del famoso cabaret Tropicana.  El 13 de noviembre de 1957 falleció en La Habana. Pero de él quedaron para la posterioridad creaciones musicales como “Cansancio”, “Vieja Luna”, “Mi canción es para ti”, “No vale la pena”, “Para cantarle a mi amor” y “Nuestras vidas”.