
CARLOS EMBALE
Carlos Embale fue un prestigioso cantante nacido el 3 de agosto de 1923, en La Habana. Este artista se convirtió en una especie de leyenda en la música popular cubana como intérprete esencialmente del son y el guaguancó, aunque también incursionó en otros géneros. Embale se inició en el quehacer artístico en la década de los años treinta, en el pasado siglo, cuando se presentó en la Corte Suprema del Arte de la emisora CMQ. Después trabajó primero con los septetos Boloña y Bolero y seguidamente fue cantante de las orquestas Fantasía y la de Neno González.
Entre 1946 y 1954 integró el conjunto de Miguel Matamoros. Algún tiempo más tarde creó y dirigió un grupo de guaguancó que se identificó con su nombre.En 1976 pasó a formar parte del Septeto Nacional de Ignacio Piñeiro, en el que permaneció hasta la etapa final de su fecunda carrera en la música. Con el Septeto Nacional Embale siguió cosechando éxitos y en su voz se hicieron populares varias creaciones musicales, entre las cuales estuvo una identificada como “El final no llegara”, compuesta por Eduardo Pedraza Ginori.
Carlos Embale se caracterizó por poseer una voz aguda y de amplio registro. Dominó la interpretación de diversos géneros bailables de música cubana, como el bolero, el son, la guaracha y sobre todo la rumba. Acerca de él se detalló que no sólo interpretó con acierto la rumba, que lo acunó desde pequeño en su barrio de estirpe africana, sino que igualmente sobresalió en la interpretación de música sacra de raíces negras, yoruba y abakuá.
De manera específica con el Septeto Nacional Embale grabó varios discos que trascendieron en el plano nacional y además a nivel internacional. Unos años antes de su deceso, ocurrido el 12 de marzo de 1998, en La Habana, había sufrido una isquemia cerebral que le afectó la voz y por supuesto ello motivó su retiro como cantante. Incluso se fue deteriorando en forma notable su estado físico en el transcurso de poco tiempo.
Más allá de su desaparición física Carlos Embale sigue ocupando un lugar destacado en la historia de la música popular cubana puesto que él se distinguió por su gran esencia popular, al igual que lo habían hecho otras significativas figuras en nuestro país, como Bartolomé Moré Gutiérrez, Benny Moré, calificado como El Bárbaro del Ritmo, y Rita Montaner, considerada como La única, por tan sólo citar dos a manera de ejemplo. Al decir de algunos especialistas Carlos Embale resultó ser un gran intérprete que supo beber de la savia de la música cubana.
Bartolomé Moré Gutiérrez o sencillamente Benny Moré, como fue popularmente conocido, constituye una de las figuras cimeras de la música popular cubana. Calificado como El Bárbaro del Ritmo resultó ser un singular intérprete, compositor y director de lo que catalogó como su Banda Gigante. Benny llegó a ser un ídolo de los bailadores y de los amantes de la música cubana en general. Su carrera de éxitos fue vertiginosa. Adquirió rápidamente gran fama a nivel nacional e internacional. Muchas de sus interpretaciones alcanzaron una significativa popularidad, entre ellas la que dedicó a su poblado natal Santa Isabel de Las Lajas.