Por: Maria Salomé Campanioni

Parece que fue ayer. No obstante la pandemia que asecha a toda la humanidad, no se puede pasar por alto un día como el de hoy, en el que partiera a la inmortalidad, uno de los más leales hijos de La Habana, y de Cuba.

Al calificar a Eusebio Leal Spengler, la también desaparecida historiadora Ana Cairo expresaba que; "su legado inspira cada dia el accionar de los trabajadores de la Oficina que él lideró".

Con un amplio sentido de pertenencia, Eusebio Leal Spengler dignifica su vida en relación con la Isla a la que bien llamó en varias de sus alocuciones  #PatriaAmada. 

Como un budista tibetano, abarcando las zonas asiáticas de Bután, Mongolia, Nepal, la RPCh como el Tibet y Manchuria, las regiones Indias como Ladakh, Sokkim y varias localidades del Himalaya, con 20 millones de fieles exponentes, Eusebio Leal se transfigura como nuestro Dalai Lama tanto en lo que predicó, como en lo que nos legó.

La profesora universitaria, y prolífica historiadora recordaba en una Feria del Libro de La Habana, que ... "Cuando Leal hace Andar La Habana, ese programa, que es tan importante en la historia de la cultura cubana, como lo fue en su momento la Universidad del Aire, de Jorge Mañach– que no se menciona pero que hay que decirlo–, que fue un programa incluso que ganó premios internacionales educativos. Jorge Mañach con la Universidad del Aire, Emilito Roig de Leuchsenring haciendo el primer curso de Historia de Cuba, que nadie ha investigado, pero el primer curso de Historia de Cuba se dio por radio entre 1936 y 1937, con una particularidad, y es que participaron todas las corrientes de la historiografía cubana, incluida la de los que todavía eran estudiantes, como es el caso de José Antonio Portuondo, que no se había graduado en la Universidad pero que asumió todo el diseño cultural de aquel curso de Historia de Cuba y gracias al cual yo muchos años después pude enterarme de lo que había pasado".

Entonces recordando las sábanas blancas colgadas en los balcones, con el pausado caminar y la inteligencia de Leal, y la imponente presencia de la Lonja del Comercio, y dentro de él; el impacto sonoro de una emisora, que se denomina Habana Radio, y que hoy se distingue por ser la emisora de Leal, la Voz del Patrimonio cubano.

Gracias a la prédica de Eusebio Leal, y a propósito de celebrar, este 22 de agosto el aniversario 99 de la Radio Cubana, es significativo recordar que en 1936 y 1937 Don Fernando Ortíz y Emilio Roig de Leuchsenring tenian un programa de radio que se llamaba Sensemayá, y que se dedicaba a difundir (de forma sonora) los estudios afrocubanos. Ellos abrazaron un espacio en la radio para trascender, Eusebio, en cambio, trascendió porque legó un patrimonio sonoro en toda una emisora al servicio de la obra restauradora, y de la comunidad del Casco Histórico. Así abrió sus alas, y dejó huellas el hombre - pueblo.

Su verbo abierto y profundo se acercó a la radio, junto al periodista Orlando Castellanos, fundador de Radio Habana Cuba, quien sugirió llamar Andar La Habana al espacio donde Leal comparecía con sus intervenciones radiales. Ese mismo nombre lo llevó a fundar el proyecto audiovisual desde la señal de la TV Cubana.

La joven Marbelys Giraudy, directora de la Casa de la Obra Pía, en pleno corazón del Casco Histórico de La Habana Vieja, en declaraciones exclusivas para Habana Radio dijo que para hablar de Leal hay que hacerlo desde muchísimas facetas: la de maestro, vasta cultura, erudición, sensibilidad, humanismo.

Es Eusebio Leal un ser inolvidable, porque cuando te hablaba, te sembraba la pasión por esta obra que forjó, continuando el legado de su predecesor Emilio Roig. Hay que recordarlo como ese hombre fundador que inspira a todos los jóvenes que trabajamos guiados por su impronta, expresó la joven colaboradora del Historiador de La Habana.

Sí, del Historiador de La Habana, orgullo de Cuba, quién, con motivo de los 500 años de la capital de todos los cubanos, en entrevista concedida a las jóvenes periodistas Onedys Calvo Noya y Marjorie Peregrín Avalo contesta magistralmente cuando le indagan:

¿Cuándo dejó La Habana de ser solo el barrio o la ciudad en que vivía para convertirse en prácticamente el motivo de su vida?

Imagino su mirada fuerte, poderosa, histórica... Su respuesta es esta que hoy les comparto como digno homenaje a un hombre y su impronta en un legado de humanismo revolucionario que predicó y al Patrimonio de la nación al que tanto se entregó:

• Eusebio Leal habla de La Habana que le sedujo

Llegué al Museo de los Capitales Generales como un empleado del departamento de Ingresos, y en ese lugar vi por vez primera altas columnas, arcos, estatuas en la Plaza de Armas, la Plaza de la Catedral, donde estaba la oficina de Emilio Roig, con la singularidad de que todavía las guaguas entraban a la Plaza de la Catedral. La 58 entraba por ahí, o el L4, que tenía que ir a buscar a la entrada de la Basílica de San Francisco...

... Hemos podido restaurar la Basílica, pero no hemos podido quitar la huella de la P de parada, metida dentro de las piedras de las columnas frontales del edificio, que tiene ahora el lema que originalmente sorprendió tanto a los viajeros: «Este es el lugar más sagrado que existe sobre la Tierra». 

.... La Habana Vieja que empecé a caminar en una u otra dirección se convirtió en mi mundo y aquel palacio en mi casa. Cuántas veces me detuve a recitar motu proprio y hacia mí el poema de Ángel Augier, que ya no era un empleado de la oficina de Emilio Roig sino un periodista que escribió no solo ese bello poema al patio del Palacio de los Capitanes Generales, que empieza diciendo:

«A la luz de tu sombra conmovida/

deja escuchar a tantas voces tuyas/

Me quedaré desnudo de silencio/

cuando me des tu intimidad desnuda/...