1635

ENERO 30.- Se ordena la construcción del fuerte de Cojímar y el torreón de Bacuranao, en la zona de Barlovento, al este de la entrada de la bahía. Fue autorizada una cofradía compuesta de personas de la raza negra para construir una ermita en Cuba y Acosta. En 1648 resultó reconstruida y ampliada.

Fuerte de Cojímar

Esta singular construcción de sillares de piedra está ubicada en la desembocadura del rio Cojímar. Fue concebida como elemento integrante del plan defensivo de La Habana, con la función de proteger el lado este de la bahía contra desembarcos de corsarios y piratas. Tipológicamente responde a un reducto por su planta cuadrada de dieciocho metros de lado y la ausencia de baluartes y obras laterales de defensa. Se desarrolla en dos niveles con escalera exterior adosada al cuerpo del edificio. En el nivel de azotea sobresalen garitones cilíndricos apoyados sobre una secuencia de ménsulas que le dan un aspecto atractivo al remate de los ángulos de la edificación.

Torreón de Bacuranao

Esta construcción de mampuesto, desarrollada en dos niveles es otra de las fortificaciones complementarias que se erigieron en el norte de La Habana para ampliar la línea de defensa costera. Fue obra del ingeniero Juan Herrera Sotomayor en 1689. El torreón se ubicó en la desembocadura del río Bacuranao,  sitio por donde comenzó en 1762 el desembarco de los ingleses cuando la toma de La Habana. Constaba de una torre para la vigilancia con planta cuadrada de cinco metros de lado y cubierta de madera a cuatro aguas. Para ascender al nivel superior se utilizaba una escalera. Además, poseía una línea quebrada de parapeto con troneras que se extendía a ambos lados del torreón por más de 150 metros. Estos componentes se encuentran parcialmente perdidos en la actualidad.