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publicado el 05/04/2021

La Habana: “un destino cultural memorable”

En saludo al VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba, y precisamente un 4 de abril, aniversarios de la Organización de Pioneros José Martí y la Unión de Jóvenes Comunistas, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana inauguró tres obras marcadas por un profundo carácter social, para el disfrute de los más diversos públicos.
Casa Pedroso. Avenida del Puerto, esquina Obra Pía. Un teatro peculiar, un museo aún más. Quienes transitan por esta zona del Centro Histórico habanero recordarán la faena de albañiles, constructores y restauradores, todos con el propósito común de convertir en realidad un sueño de más de diez años.

En este lugar existe el Teatro El Arca, especializado en el fascinante mundo de los títeres, el cual desde hace unos meses recibió una profunda restauración para que esta jornada, de manera formal, quedara inaugurado.

Con la presencia de Luis Antonio Torres Iríbar, Primer Secretario del Partido en la capital; Reynaldo García Zapata, Gobernador de La Habana; Fernando Rojas, Viceministro de Cultura; Luis Morlote, Presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC); Perla Rosales, Directora Adjunta de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHCH); Corina Mestre y Magda Resik, Vicepresidentas de la UNEAC, entre otros invitados y directivos de la OHCH, tuvo lugar esta apertura, la cual sin dudas representa además un homenaje a su principal gestor, el Doctor Eusebio Leal Spengler, quien tuvo la idea de crear un museo para conservar el patrimonio de los títeres, precisamente en un espacio donde radicó por un tiempo su oficina.

Así lo recordó Michael González, Director de Patrimonio de la OHCH, quien tuvo a su cargo las palabras centrales del encuentro, donde ratificó el homenaje permanente al eterno Historiador, a través del simbolismo del patrimonio: “La Oficina debe abrir todas las puertas al rescate del patrimonio; sumar a las instituciones como la UNEAC, a todos los artistas del títere. Todos tienen aquí un espacio, sobre todo los niños, para que disfruten de un arte que para nada debe ser considerado menor”.
Precisamente, González recordó cómo el trabajo con y para los pequeños ha sido siempre uno de los sectores priorizados, dentro de toda la obra social y comunitaria realizada históricamente por la OHCH, inculcada por Leal y que debe mantenerse.

Según declaraciones exclusivas para nuestra emisora de Rigel González Herrera, especialista principal del sitio, “El Arca existe por voluntad expresa de Leal. Liliana Pérez, la directora, estaba buscando permiso para poner un retablo en la calle y dar funciones de títeres. El Historiador propició la construcción de un teatro, que devendría también en museo. Ante la inexistencia de colecciones, Leal afirmó: La vamos a lograr. Un año después ya existía una colección de títeres”.

A muchos le sorprenderá saber que dicho museo cuenta con diez años de trabajo, durante los cuales se ha recopilado información, se ha estudiado sobre los distintos títeres del mundo y se han conservado los muñecos con la sapiencia del conservador Humberto Sánchez. “En ese sentido, Humberto ha tenido un trabajo inmenso porque no todas las piezas llegan en buen estado y aunque hay que mantener su historia, a veces no queda más remedio que restaurarlas completamente”, confiesa Rigel González.

A través de cinco salas y dos colecciones, los visitantes podrán encontrar títeres, bocetos, vestuarios, escenografías. La Colección Cubana se acerca a la historia del títere en la Isla desde los años 50 hasta la actualidad – no puede faltar el títere nacional, Pelusín del Monte –; mientras que la Universal posee muñecos representativos de diferentes países del mundo.

La especialista principal del El Arca resalta que “la idea es mostrar a través de la curaduría, no solo a los niños sino también a todos los visitantes, cómo funciona el trabajo de un titiritero, cómo se hace este arte. Por eso en cada sala existen pequeñas zonas interactivas donde los espectadores pueden relacionarse directamente con las técnicas y probar manejar los títeres; incluso tenemos una zona de taller donde se pueden armar muñecos. De esta manera estamos conservando un patrimonio artístico que es muy perecedero, porque los muñequitos están hechos de tela, de papel maché, de pinturas muy frágiles y se pierden fácilmente en el tiempo; es rescatar momentos importantes de la historia del títere y acercar al público a nuestra actividad”, expresó.

En la compilación de títeres internacionales sobresalen los Wayang, de la Isla de Java en Indonesia, los cuales varían en cuanto al diseño, pues algunos son de varillas, de sombras o corpóreos. Por otra parte, la Colección Cubana existe gracias a la generosidad de los artistas y de los amigos que donan las piezas al Museo.


“Hay que entender que esta colección se fundó y se mantiene gracias a esa generosidad. Cada uno de los muñecos tiene un pedacito de una historia relativamente reciente y la impronta de un artista querido para nosotros. Se ven preciosos en las vitrinas creadas por Mario David Cárdenas, nuestro diseñador insigne. Y aunque aun faltan elementos de la museografía, las próximas semanas se irá completando el resto del diseño museográfico. En cuanto se permita el acceso del público tendremos todo listo y será un espacio maravilloso”, refirió con orgullo Rigel González.

Como colofón de esta primera parte del encuentro, se hizo entrega del reconocimiento 60 Aniversario de la Organización de Pioneros José Martí a la OHCH, por la labor que siempre ha realizado para con los que representan la esperanza del mundo.

Otros dos sitios inaugurados, regalos para la ciudad

Muchos esperaban con ansiedad la reapertura del Museo del Chocolate, sitio muy visitado en la parte más antigua de la ciudad. Luego de intensas faenas, volverá a deleitar a los asistentes con las más exquisitas propuestas que se derivan del cacao cubano, sin dejar de lado su función como museo.

Con un mobiliario mucho más atractivo y un diseño más funcional, como se apuntaba en un anterior trabajo publicado en este sitio, el espacio tendrá novedades como nuevos y atractivos moldes, la venta de diferentes modalidades de degustación del chocolate; así como los que facilitarán la venta como los pagos a través de códigos QR y el pensado servicio a domicilio concebido en un primer momento a través del proyecto de bicicletas HaBici.

Así nos los hizo saber Celia Guerra Benítez, quien apuntó que las ofertas incluyen chocolate caliente y frío, chocolate azteca, el tradicional, el mezclado con jengibre, chocolate blanco, con leche y amargo. “Además – apuntó – sigue siendo un lugar histórico. Tenemos una exhibición de piezas museables provenientes de los Museos de Arqueología, Colonial, del Museo de la Ciudad, entre otras instituciones de la Oficina”.

Del siglo XVIII data esta construcción, conocida como la Casa de la Cruz Verde, pues en 1740 fue colocada una cruz de ese color de doble brazo, lo cual la singulariza en el entorno capitalino de entonces. Y es que en esa esquina se hacía una de las paradas de la celebración del Via Crucis, peregrinación católica de la Semana Santa.

La cruz es restaurada de manera capital por la OHCH que interviene el espacio de manera integral entre el 2000 y el 2003, año en que se inaugura por Leal el Museo del Chocolate, inspirado en su homólogo de la Plaza Real de Bruselas, Bélgica.

La última obra inaugurada fue otro sueño acariciado por el Historiador de la Ciudad, Doctor Eusebio Leal Spengler. Un grupo multidisciplinario del Departamento de Inversiones Plaza Vieja hizo posible el Mural de Hipólito Hidalgo de Caviedes, destacado pintor español que residió en Cuba por muchos años y donde permanece parte de su obra mural.

 

Una interesante pieza que data de 1852, con una hermosa vista panorámica de la otrora villa de San Cristóbal de La Habana, atrapa la mirada del espectador desde el primer momento, para luego obtener información relacionada con el pintor y la obra a través de recursos tecnológicos como Wi-Fi, infografías y una gráfica mediante el recurso de realidad aumentada.

El momento fue engalanado por la actuación de Harold López-Nussa, William Roblejo y Ruy Adrián López-Nussa con una habanera compuesta por el primer artista en homenaje a Leal. En declaraciones a Habana Radio, Harold explicó que se inspiró para componer la obra por todo lo que hizo el Historiador por la ciudad: “Fue un profesional y un artista increíble, pero también lo sentí muy cercano a mí en varios momentos difíciles de mi vida. Una vez perdí a un muy buen amigo mío, que trabajaba en la Oficina, y nunca se me olvidará las palabras de Leal en una despedida que le hicimos en la Basílica. Él siempre tuvo un gesto de bondad, de apoyo para mí, para mi familia. El día que nos enteramos de su partida fueron días tristes en mi casa. Simplemente me surgió esa habanera, género con el que me parecía era ideal para recordarlo”.

Para Leal, “La Habana es un estado de ánimo, del cual nadie queda indiferente”. Por eso, defender y rescatar la ciudad significaba una misión que debe involucrar a los cubanos por igual, porque la ciudad con sus luces y sombras es un destino cultural memorable.
La Oficina de Historiador de la Ciudad sigue sumándose al trabajo coral de las instituciones y organismos de la capital con obras y acciones encaminadas a dar y hacer de La Habana, efectivamente, la ciudad más bella. Y es que el Doctor Eusebio Leal Spengler es también símbolo de patrimonio, tradición y empeño, y la mejor forma de honrar su memoria es siguiendo sus pasos en la conservación de la capital.

Tomado de Habana Radio

 

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