A través del tiempo múltiples mujeres se han hecho célebres en Cuba por su aporte al desarrollo de diversas manifestaciones artísticas, entre ellas en la música popular.

No faltan los ejemplos en este sentido. Incluso hay quienes a veces mediante un simple calificativo ó frase específica pueden ser fácilmente identificadas.

Tal es el caso Celeste Mendoza Beltrán. Ella fue conocida en el mundo artístico cubano como la Reina del Guaguancó, por la forma tan peculiar que tuvo de interpretar este género de la música popular en nuestro país.

Celeste Mendoza falleció en La Habana el 16 de noviembre de 1998.

Su nacimiento se produjo el 6 de abril de 1930 en el barrio Los Hoyos en Santiago de Cuba.

Cuando tenía trece años  su familia se trasladó para La Habana donde ella posteriormente se dio a conocer en un programa radial de aficionados.

Recibió lecciones de baile, impartidas por un primo suyo con quien más tarde formó pareja. 

En 1950 debutó en el Teatro Martí como bailarina de una compañía y también realizó presentaciones en el Cabaret Mi Bohío ubicado en la zona playera de la barriada de Marianao. 

Al año siguiente se incorporó al cuerpo de baile del Cabaret Tropicana. En ese centro durante la visita de las cantantes Josephine Baker y Carmen Miranda, Celeste hizo geniales imitaciones de éstas, con las que ganó el aplauso y la admiración del público presente. 

Igualmente en 1951 integró un cuarteto vocal-instrumental y con posterioridad comenzó a actuar como solista.

Durante más de 40 años ella incursionó en distintos géneros musicales, entre los que se encuentran el son, la guaracha, el bolero y por supuesto el guaguancó.

Entre las creaciones que se hicieron muy populares en su voz y estilo se encuentran las tituladas Échame a mi la culpa, Que me castigue Dios y Papá Oggún.

Realizó grabaciones de discos para distintas firmas nacionales e internacionales y además participó en la filmación de varios documentales elaborados por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, ICAIC.

Estos documentales fueron identificados como La Rumba, La música y Celeste Mendoza.

En el quehacer artístico internacional de Celeste Mendoza, no se puede dejar de mencionar sus actuaciones en París, Francia, con el espectáculo Music Hall en 1965 y sus presentaciones en diferentes países tanto de América como de Europa donde  cosechó importantes triunfos

Una de las últimas y más relevantes presentaciones de  Celeste Mendoza a nivel internacional fue la que tuvo lugar en Japón al formar parte de un numeroso grupo de artistas cubanos que ofreció un panorama de nuestra música en este país asiático. 

Tal fue su aceptación que posteriormente se le grabó un disco compacto y se repitió su actuación en ese país.

Más allá de su desaparición física por su aporte al desarrollo de la música popular cubana ella sigue estando presente en la historia de esta manifestación artística en Cuba