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Fecha: 08/03/2020

José Raúl Capablanca Graupera (Fotos y Videos)

A propósito de conmemorarse este 8 de marzo de 2021 el 79 aniversario de la desaparición física del gran ajedrecista José Raúl Capablanca Graupera, Habana 500 ha elaborado un especial para recordar a este insigne cubano nacido en La Habana. El  texto incluye fotos, frases, anécdotas, referencia a hitos de su carrera y opiniones de reconocidos jugadores y personalidades que nos acercan a su vida y quehacer ajedrecístico.

Capablanca nace el 19 de noviembre de 1888 en la instalación militar del Castillo del Príncipe, en La Habana. Su padre fue el comandante bayamés del ejército español José María Capablanca Fernández y  su madre la matancera Doña María Graupera Marín.

Desde pequeño revela su talento para el ajedrez, que aprende mirando jugar al padre, al cual derrotó en 1892, a la edad de cuatro años. Esta noticia se difundió por el mundo y fue  catalogado como el segundo niño prodigio, pues el primero había sido el norteamericano Paul Charles Morphy, el cual muere cuatro años antes del nacimiento de Capablanca. El mismo  Capablanca contó: «Aprendí a jugar al ajedrez antes que a leer», y también aseguró «Jamás he estudiado ajedrez. Sólo estudio ajedrez cuando juego una partida.»

Con doce años, en 1900, ya es campeón de Cuba, y en 1911, Campeón Panamericano. Desde finales de 1908 e inicios de 1909 recorre los Estados Unidos. Enfrenta en 1909 al Gran Maestro Frank J. Marshall, y gana 8 partidas, entabla 14 y pierde una sola. En el campeonato estadounidense de 1911, conquista  el tercer premio compartido con Oscar Chajes, solo aventajado por Frank Marshall y gana el Premio a la brillantez y el título de maestro.

Ese mismo año participa en el gran Torneo de San Sebastián, en España, superando a Rubinstein, Nimzowitch, Spielmann, Marshall, Janovski, Schelechter, Vidmar, Tarrasch y Berstein. En 1912, publica una revista de ajedrez en La Habana y visita Buenos Aires y Montevideo. Obtiene  el tercer lugar en el Torneo de Nueva York en 1913, al derrotar a David Janowsky y a Oscar Chajes; y empatar contra Frank Marshall.

El campeón cubano estaba considerado el mejor jugador del mundo en partidas rápidas; en los torneos los jugadores solían jugar partidas blitz amistosas y Capablanca jamás tuvo rival en estos encuentros. Baste como ejemplo los descansos del Torneo de San Petersburgo de 1914, donde Capablanca daba la ventaja de jugar con un minuto de tiempo contra los cinco que concedía a sus rivales, y aun así nadie consiguió derrotarle en ninguna partida.

En abril de 1921, con el asombroso resultado de cuatro por cero y diez tablas Capablanca derrota a  Emanuel Lasker y se convierte en el nuevo campeón mundial de ajedrez. Ese match se caracteriza por una seguridad y exactitud nunca antes vista hasta ese momento en la historia de los campeonatos mundiales. En la decimocuarta partida Lasker renunció al título de campeón del mundo en favor de Capablanca, en reconocimiento a la gran trayectoria de su juego.

El “Capa” retuvo la corona hasta 1927 cuando el retador ruso nacionalizado francés Alexander Alekhine en la disputa por el cetro se impuso 6 por tres ante el Gran Maestro cubano en 34 partidas.

 Tras perder la corona, Capablanca siguió brillando, añadiendo importantes triunfos a su portentoso récord. Ganó los torneos Élite de Berlín 1928, Siesta, Budapest 1928, Ramsgate, Inglaterra en 1929, New York en 1931 y Moscú en 1936. En este último torneo se produce el primer encuentro Capablanca-Alekhine después del match de Buenos Aires, y Capablanca aprovecha para derrotar en una magistral partida a su  adversario, que nunca quiso ofrecerle la revancha.

Su última participación en un torneo, la Olimpiada de 1939 de Buenos Aires (la única en que participó), estuvo a la altura de su leyenda. Capablanca no perdió ninguna partida y logró un total de 11 y medio puntos en 16 partidas: ganó 7 partidas y entabló 9, para lograr invicto el mejor resultado individual en el primer tablero, por encima del entonces Campeón Mundial A. Alekhine, V. Mikenas, G. Stahlberg,  V. Petrov P. Keres, S. Tartakower, entre otros formidables Maestros. Por este resultado obtuvo la medalla de oro en el primer tablero, logrando un nuevo desquite ante Alekhine, que se tuvo que conformar con la medalla de plata, pese a ser el primer tablero de Francia.

Entonces Capablanca, que sufría de problemas de hipertensión, decidió no participar en ningún torneo más. Una de las razones que le llevaron a abandonar el ajedrez fue el absoluto  convencimiento de que ya no podría enfrentarse a Alekhine.

El 8 de marzo de 1942, José Raúl se desplomó mientras observaba una partida en el Manhattan Chess Club de Nueva York, nunca más recobró el conocimiento y a las 5 y 30 de la mañana de ese día, «El infalible» partió a la eternidad con 54 años.

Su muerte causó gran conmoción a amigos y al mundo ajedrecístico. La noticia tuvo una amplia cobertura en los diarios de varios países. El periodista y escritor cubano Miguel Ángel Sánchez en su libro Capablanca, leyenda y realidad recoge el testimonio de lo expresado por destacados trebejistas y fragmentos de lo publicado en algunos medios.

Mundo Argentino resaltó: “Ha muerto Capablanca, la más prodigiosa máquina de jugar ajedrez que jamás haya existido. Porque Capablanca era eso: una máquina de matemática precisión que excedía los límites de lo humano para adentrarse en los misterios de la mecánica”.

De igual modo la revista el Alcázar, de Madrid, así valoró su juego: “La característica más clara del estilo de Capablanca fue la sencillez. Sus partidas unían lo profundo de la concepción matemática con la elegancia de una ejecución sobria y medida”.

Por su parte El Imperial, de Ciudad Guatemala precisó que si bien no había sido un teórico en la estricta acepción del vocablo, la teoría del juego se ha enriquecido fundamentalmente con los hallazgos de Capablanca”.

La genialidad de quien fuera calificado, además, como el “Mozart del ajedrez” se evidencia en las valoraciones de destacados trebejistas. Por ejemplo, el campeón del Distrito de Columbia, A.W.Kussman comentó: “Capablanca era un genio del ajedrez, un prodigio que conocía las jugadas de sus contrincantes antes de mover estos sus piezas”. Incluso su antiguo rival,  Frank J. Marshall, cuando supo de su deceso manifestó: “Todo el mudo ajedrecístico llora hoy la muerte de Capablanca. En los siglos venideros se recordará su nombre por los jugadores y se continuará su sistema de juego. Este será el eterno monumento a su gloria. ”

Los periódicos no solo se refirieron a sus habilidades ajedrecísticas, también reconocieron otros valores y cualidades. Por ejemplo el New York Times detalló que Capablanca fue uno de los mejores jugadores de ajedrez de todos los tiempos, a la vez que destacaba haber sido un gran hallazgo para Cuba en el servicio diplomático. Y es que el estelar trebejista, el 25 de junio de 1913 fue nombrado Canciller de primera clase del Consulado de Cuba en San Petersburgo, cargo que le valió desde los primeros años como soporte para desarrollar su carrera deportiva. Así lo indica el artículo Capablanca: el Canciller del ajedrez del periodista Jesús González Bayolo, publicado en Juventud Rebelde, el cual refiere que hasta el día de su muerte estuvo integrado al Servicio Exterior de Cuba. En el texto agrega que el cargo de Jefe de Información y Prensa del Servicio Exterior de Cuba se creó en el propio 1927, especialmente para «el Mozart del ajedrez», quizás como compensación emocional por haber perdido la corona mundial. Asimismo, varios investigadores coinciden que su gestión como embajador permanente resultó en un conocimiento mayor de su país en otras latitudes.

También el Times de Londres resaltó  que Capablanca gozaba de alta reputación por su integridad y que como muy pocos de los restantes maestros de ajedrez daba a todos la impresión de que era un hombre que hubiera podido triunfar en cualquiera de las carreras que hubiese escogido.

La «Máquina humana» como también lo apodaron en su época, recibió 19 premios de belleza  a lo largo de su carrera, algo al alcance de muy pocos ajedrecistas.

Ángel Sánchez narra en su obra que cuando el buque que traía los restos del insigne ajedrecista se acercaba a la rada habanera, el semaforista de El Morro, sin que nadie se lo hubiese ordenado, colocó la bandera cubana a media asta.

Detalla, además, que el cadáver de Capablanca fue velado en el Salón Martí del Capitolio Nacional y sobre su pecho se colocó la cinta azul de la condecoración de Carlos Manuel de Céspedes. Los alumnos del Instituto de Segunda enseñanza de La Habana suspendieron sus clases e igual decisión adoptaron los estudiantes universitarios.  

Capablanca es considerado como uno de los grandes ajedrecistas de todos los tiempos. Su estilo fue imitado por  generaciones posteriores, como ocurre con todos los campeones que dominan durante un largo periodo de tiempo. Sus aportes al ajedrez han sido reconocidos por numerosos trebejistas de su época, así como por prominentes representantes del juego ciencia. Tal es el caso del británico Anthony John Miles, quien fue el primer inglés en ganar un campeonato mundial juvenil, en 1974, y dos años después el primero de su país en conquistar el título de Gran Maestro. En relación al genio cubano resaltó: «Fantástico jugador, con un estilo muy limpio. Capablanca se fue muchos años al futuro en su época.»

Pero por qué el campeón cubano es admirado no solo por ajedrecistas de su época, y su estilo y aportes están presentes en trebejistas cubanos y foráneos de nuestros días.

Declaraciones del GM cubano Reinaldo Vera González-Quevedo

 

Opinión del GM español Josep Oms Pallisé sobre José Raúl Capablanca

 

El árbitro internacional, Carlos A. Palacio, en declaraciones a Juventud Rebelde ayuda a comprender la singularidad de su juego:

«En su época, cuando las teorías del primer monarca Willian Steinitz habían alcanzado solidez y constituían el centro de gravedad del ajedrez mundial, Capablanca, genio del juego ciencia, artífice de los finales, sentó como curiosa paradoja una nueva cátedra más avanzada y simplificadora.

Fundador del juego moderno de posición, lo llevó hasta su más alta perfección técnica, y los mejores ajedrecistas del mundo han seguido sus enseñanzas, sin sentir sonrojo, sino más bien orgullo en así manifestarlo.”

En 1962, para homenajear al más genial ajedrecista cubano y uno de los mejores de todos los tiempos a nivel mundial, comienza a efectuarse anualmente en Cuba, el Torneo Internacional Capablanca In Memoriam. Asimismo, la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) declaró en 1988 su natalicio, el 19 de noviembre, como Día Mundial del Ajedrez, como homenaje a nuestro campeón cubano que definió al juego ciencia como “algo más que un juego, es una diversión intelectual que tiene algo de arte y mucho de ciencia y es, además, un medio de acercamiento social e intelectual”.

Y es que con certeza como afirmó el poeta nacional Nicolás Guillén en el poema que dedicó al Gran Maestro antillano: «Capablanca no está en su trono, sino que anda, camina, ejerce su gobierno en las calles del mundo».

Acontinuación compartimos un audiovisual "Capablanca, el Rey"de Mundo Latino, que incluye valoraciones del Historiador de La Habana, Eusebio Leal, y hace un recuento pormenorizado de su vida y obra, así como una selección de fotografías suyas y opiniones de grandes ajedrecistas que valoraron su desempeño.

José Raúl Capablanca nació en La Habana el 19 de noviembre de 1888 y falleció en New York el 8 de marzo de 1942. Fue campeón mundial de ajedrez de 1921 a 1927. Autor: Internet

Capablanca jugando ajedrez con su padre. Autor: Internet

Capablanca en duelo con Lasker. Capa se gana invicto el título. Autor: cablenoticias TV

Capablanca (derecha) junto a Akiba Rubinstein (centro) 1914. Autor: Internet

Moshe Czerniak y José Raúl Capablanca. Autor: Internet

Gligoric: «Capablanca sabe, los demás ensayamos.». Kostic, luego de perder 5-0 el duelo de marzo 1919 con el Capa, dijo:«Sólo hay un hombre capaz de rivalizar con Capablanca, el actual campeón del mundo Emmanuel Lasker».

Sthalberg: «Aquel mozalbete, mientras los barbudos hundían su cabeza entre las manos, se paseaba de este a aquel tablero deteniéndose a ver las posiciones». Reti: «Sólo me atrevo a decir que es lo más parecido al ajedrez que jamás he visto».

Mieses: «Capablanca no es un ajedrecista. Es un prestidigitador que saca las jugadas de la manga». El excampeón mundial Botvinnik dijo: «Es imposible comprender el mundo del ajedrez sin mirarlo con los ojos de Capablanca».

Lasker:«Sus partidas son claras, lógicas y vigorosas. En ellas no hay nada escondido, afectado o artificioso. Si bien son transparentes, no son en modo alguno fáciles de hallar. Su profundidad no es la de un poeta, sino la de un matemático; su espíritu, el de un romano, no el de un griego».

José Raúl Capablanca vs Alexander Alekhine (1913)

Al conocer su repentina muerte, el campeón mundial ruso-francés Alexander Aleckine afirmó: «Ha muerto el más grande ajedrecista de todos los tiempos. Jamás volverá a nacer uno igual».

Capablanca fue campeón mundial de 1921 a 1927. Estas son frases suyas que definen su peculiar estilo: “Es necesario proteger al Rey con el mínimo de piezas y atacar al Rey adversario con el máximo de piezas”, “Hay que eliminar la hojarasca del tablero.” Foto: Internet

 

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