CALLEJON HAMEL
Situado en el pintoresco lugar de La Habana, en la popular barriada de Cayo Hueso, en el municipio Centro Habana, el Callejón de Hamel es de atracción por un exótico mural, de intenciones expresivas, representativo de la rica herencia legada a Cuba por África. Este sitio debe su fama a que en los años de la década del cuarenta en el siglo veinte allí comenzaron a reunirse un grupo de jóvenes músicos e intérpretes que cantaban con una forma significativa desde el punto de vista emocional y ello posibilitó el surgimiento de lo que en la historia de la música cubana se conoce como Movimiento del feeling.
También esta callejuela debe su celebridad a un pintor que influido por la herencia africana de nuestra cultura conformó el más pintoresco, grandioso y participativo homenaje a los abuelos negros, con sus creencias, ritos y legados.La obra muralista se presenta como una exposición abierta con la pintura de Salvador González. Se trata de un gran mural artístico pletórico de símbolos y vivos colores, frases, elementos de tendencia abstracta que se mezclan con imágenes de dioses afros, diablitos abakuas, tableros policromos y alegorías que cubren cerca de 200 metros de fachadas, mezclado todo esto con curiosos elementos como, entre otras, la de un gran Nganga, fundamento del palo Monte, cargado de energías especiales capaces de conceder gracias o castigos, en dependencia de las intenciones de su dueño. El gran mural asimila sin embargo, y entremezcla, como la propia sangre de los cubanos, ciertos motivos indígenas, hispánicos y orientales, de alguna manera también definitorios de nuestra cultura.El Callejón de Hamel es una especie de bulevar de la africanía en La Habana.
El nombre del Callejón es el de Fernando Hamel que fue un traficante de armamentos de origen franco alemán. Cobró notoriedad porque resultó ser generoso con los trabajadores a su mando y vecinos del lugar. El traficante Hamel llegó a Cuba cuando el barco que capitaneaba, cargado de armas, para el ejército sureño de secesión de la Confederación americana, recaló en la costa cubana entre La Habana y Pínar del Río huyendo de guardacostas norteños que lo perseguían. Había abandonado su tierra natal, cercana al río Rhin, en Alemania, en medio de serios conflictos religiosos y se asentó en el sur de la Confederación, en zona próxima a New Orleans, centro de la explotación de esclavos en las plantaciones de algodón.Existen versiones acerca de que se incorporó a la guerra civil española con su hermano, quien lo acompañó en sus contradictorias y locas aventuras y, que, en América, cambió su nacionalidad.
A principios del siglo veinte se estableció en el callejón que hoy se identifica con su apellido. Contrató a chinos y negros para desarrollar un próspero negocio de materias primas. Luego instaló una pequeña fundición que extendió más tarde a un lugar próximo a la conocida callejuela. Muchas de las pequeñas viviendas, todavía ahí existentes, fueron construidas por él para sus trabajadores, acto de altruismo poco común en los ricos de la época, lo cual contribuyó a la imagen con que se le recuerda. La gran depresión económica mundial de los años 1929-1930 incidió desfavorablemente en sus negocios y perdió su capital. No se sabe cuándo falleció.