Una de las más relevantes vías de La Habana es la actual Calzada de 10 de octubre, que antaño resultó identificada como Calzada de Jesús del Monte.

Se extiende en estos momentos desde la llamada esquina de Tejas, donde la calle Infanta, hasta lo que comúnmente resulta identificado como La Palma, donde comienza la Calzada de Bejucal y también nace en un lateral la de Managua. 

Fue inicialmente la única salida de La Habana que llevaba hasta los poblados —villorrios entonces— de Santiago de las Vegas y Bejucal.

El caserío de Jesús del Monte existía ya a mediados del siglo XVII y estaba situado en los terrenos de un ingenio propiedad de don Francisco de Lara, y tuvo su iglesia en 1695, que el obispo de Compostela designaría como parroquial auxiliar de una de las de La Habana.

El caserío llegaría a tener importancia en razón del cultivo de tabaco que se realizaba en las márgenes de los arroyos Agua Dulce y Maboa, hoy inexistentes. Se dice que de las arboledas que franqueaban la calzada colgaron los cadáveres de doce vegueros, mártires de la lucha contra el tristemente Estanco del Tabaco.

A partir de 1765, el asentamiento fue declarado cabeza de partido rural, y más tarde el obispo de Espada otorgó la categoría de parroquia independiente a su vieja iglesia que resistió el paso de los años.

De acuerdo a la Constitución de Cádiz, en 1820 fue declarado municipio independiente.

Tanta llegó a ser su notoriedad que en 1863 llegaba disputar a los poblados del Cerro y Puentes Grandes la animación propia del verano.

Entonces la zona de Jesús del Monte era jurisdicción territorial de una superficie de cinco leguas cuadradas que incluía los villorrios de Arroyo Naranjo, Arroyo Apolo, San Juan y La Víbora.

Pero Jesús del Monte no desplazó al Cerro como barrio elegante, ni después al Vedado, aunque si fueron notorias muchas edificaciones residenciales de las lomas del Mazo y de la Luz, y llegaría a ser asentamiento permanente de la clase media, cada vez más rica.

Entonces Jesús del Monte fue poblándose de viviendas hermosas y  confortables hasta constituir el núcleo alrededor de cual se armarían las barriadas de Santos Suárez, Luyanó, Loma de Chaple, La Asunción, y Lawton, por solo citar algunos.

A la Calzada de Jesús del Monte , le dedicó su primer libro el poeta Eliseo Diego.

Precisamente él identificó ese libro que contó 124 páginas de la siguiente manera: En la Calzada de Jesús del Monte.

En la parte inicial de ese poema señaló:

En la Calzada más bien enorme de Jesús del Monte
donde la demasiada luz forma otras paredes con el polvo
cansa mi principal costumbre de recordar un nombre,
y ya voy figurándome que soy algún portón insomne
que fijamente mira el ruido suave de las sombras
alrededor de las columnas distraídas y grandes en su calma.