Una lápida de piedra, orlada con una cruz y la cabeza de un ángel, constituye el monumento funerario más antiguo que se conserva en Cuba.

Este monumento se encuentra en uno de los laterales del patio central del otrora Palacio de los Capitanes Generales, hoy sede del Museo de la Ciudad.

Fue erigido en memoria de doña María de Cepero Nieto, dama distinguida de la villa habanera en el siglo XVI. Ella murió en 1557 víctima de un disparo de arcabuz.

El monumento fue colocado inicialmente donde se estima ella resultó mortalmente herida mientras participaba en una actividad religiosa.

Existen diversas versiones acerca del lugar exacto donde ocurriera ese desafortunado hecho.

Unos afirmaron que fue en la parroquia donde la joven se hallaba rezando y otros señalaron que el accidente ocurrió en la propia casa de la Cepero, situada en la calle Obispo, esquina a Oficios, lugar donde igualmente aparece en la fachada principal del inmueble, que existe allí en la actualidad, una réplica del monumento.

En la lápida se señala: “Casualmente herida por un arma aquí murió Doña María Cepero en el año 1557. Padre Nuestro. Ave María.”

El Palacio de los Capitanes Generales donde se localiza el original monumento funerario citado, se construyó entre 1776 y 1791 según los planos trazados por el coronel de ingenieros Antonio Fernández de Trevejos y Zaldívar. 

El primer Capitán General español en instalar allí su residencia fue Don Luis de Las Casas en el año 1790 cuando todavía estaba pendiente de ser concluida totalmente la edificación.

En la parte central del patio del Palacio se puede apreciar una estatua de Cristóbal Colón, franqueado por dos altas palmas reales y una sinuosa yagruma de elevada copa.

La estatua, que refleja al gran Almirante en traje de la época, es de mármol y está sobre un pedestal del mismo material.

Desde 1854 el Ayuntamiento habanero había acordado situar un monumento a Colón en este sitio, pero no es hasta seis años después que fue traída de Italia la estatua y en 1862 fue situada donde en la actualidad se puede apreciar.

En un lateral del patio central del antiguo Palacio de los Capitanes Generales se halla un poema incrustado en la pared, de la inspiración de Ángel Augier

En la parte inicial  de ese poema dedicado precisamente al patio de la esa edificación, Augier afirmó:

“A la luz de tu sombra conmovida

deja de escuchar a tantas voces tuyas,

me quedaré desnudo de silencio.

(Foto tomada del sitio www.librinsula.bnjm.cu)