En la Maqueta de La Habana, que se localiza en un edificio de la calle 28 entre primera y tercera, en la zona de Miramar, en el municipio Playa se puede apreciar las características de la capital cubana en un espacio de 22 metros de largo por 10 de ancho.

La maqueta se confeccionó para influir en crear una cultura urbanística y un sentido de pertenencia del pueblo, a la vez que sirve como base para el trabajo profesional y la adopción de decisiones sobre el diseño de las nuevas construcciones, así como por el efecto que ejerce en el entorno urbano desde el punto de vista arquitectónico e histórico.

En la maqueta se expresan los períodos de construcción de las edificaciones y sus características tipológicas en detalles, mediante la utilización de distintos colores: el marrón representa la etapa colonial, correspondientes a los siglos del XVI al XIX; el ocre para el período comprendido entre 1902 y 1958; el marfil refleja la etapa revolucionaria (a partir de 1959) y el blanco los proyectos, monumentos escultóricos y cementerios.

La maqueta de La Habana está conformada por 37 tableros cuadrados de dos metros de largo que muestran cuatro kilómetros cuadrados de la ciudad. 

En dicha maqueta se representa a cada edificio tal como es en su fachada y altura.

Con el uso de texturas y colores similares a los naturales se diferencian a la vegetación, calles, parques, playas, plazas y monumentos, que se realizan con diversos materiales y técnicas disponibles en el país, es decir, con recortes de cedro provenientes de cajas de tabaco se confeccionaron los edificios, con madera contrachapada los tableros; de cartón las curvas de nivel; con espuma de goma teñida los árboles y lija coloreaba el césped.