Carismática cantante, Moraima Secada se distinguió de manera esencial por su modo de interpretar creaciones de corte romántico  con un peculiar estilo caracterizado por la emotividad. Llegó a ocupar un lugar destacado en la historia de la música popular cubana.

Falleció en La Habana el 30 de diciembre de 1984 cuando tan sólo contaba 54 años. Su nacimiento se produjo el  10  de septiembre de 1930 en la ciudad de Santa Clara. Su nombre oficial fue María Micaela Secada Ramos. Por el mes de agosto de 1940 y con diez años de edad, Moraima, junto a su familia se trasladó a La Habana. Posteriormente se presentó en el programa de aficionados de la radio La Corte Suprema del Arte, en el que obtuvo uno de los primeros premios cantando el pasodoble «Valencia», del compositor español José Padilla.

En  1950, cuando contaba 20 años, comenzó Moraima desde el punto de vista profesional su carrera artística como cantante de la orquesta femenina Anacaona.  Con esa agrupación se presentó en varios países. Para Moraima, esta etapa con la citada  agrupación fue maravillosa desde el punto de vista humano y muy significativa para su formación como artista por la disciplina que adquirió a través de su directora Argimira Castro y sus hermanas.

Dos años después la pianista y creadora Aida Diestro la invitó a formar parte de un cuarteto de voces femeninas  que ella iba a crear y que se identificó como Las D’Aída. En este cuarteto Moraima se mantuvo durante ochos años. En dicha agrupación compartió con otras singulares cantantes como Elena Burke,  Omara y Haydée Portuondo, a las que le unió, además, una gran amistad.

Con el cuarteto vocal recorrió varias naciones de Europa del Este y América Latina entre ellas: México, Puerto Rico y Venezuela, país en el que durante algunos años participaron en los carnavales de Caracas.

Como parte del  elenco del show del cabaret Tropicana viajaron a la Florida y trabajaron en el programa popular de la época “Steve Allen Show”. Después Moraima Secada formó parte del cuarteto de Meme Solís y finalmente comenzó a presentarse como solista. En su voz se hicieron muy populares algunas creaciones, tales como una titulada Perdóname conciencia. Fue una artista muy vinculada con su pueblo. En una oportunidad al hacer referencia a su interrelación con el público, ella afirmó: “No me quejo del pueblo, de ese pueblo del que guardo momentos, recuerdos tan agradables. Y lo respeto mucho.”

Cuando se hallaba en la plenitud de su carrera artística se produjo la prematura muerte de Moraima Secada.  Pero más allá de su existencia física La Mora sigue ocupando un lugar en la historia de la música popular cubana puesto que ella fue una artista de esas que dejan huellas significativas. Al decir de muchos de los que tuvieron la posibilidad de disfrutar de sus actuaciones, siempre impresionó por ese modo de interpretar y gesticular en correspondencia con ese temperamento natural, intuitivo e irrepetible que le caracterizó.