La destacada ceramista y escultora Marta Arjona, fallecida en La Habana, el 23 de mayo de 2006, sobresalió de manera esencial  por su fecunda labor en aras de la conservación del  patrimonio cultural de Cuba. Al momento de su deceso fungía como Presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural de nuestro país. Su nacimiento tuvo lugar  en la capital cubana el 3 de mayo de 1923, en el seno de una familia de ascendencia mambisa.

Su abuelo materno fue Capitán del Ejército Libertador cubano y su padre también participó en la guerra por la independencia de Cuba. Atendiendo a los reclamos de su madre, Marta matriculó inicialmente en la escuela de música, pero bien pronto comprendió que su destino sería otro. Se trasladó entonces hacia la escuela de artes San Alejandro y allí cursó estudios de dibujo y modelado. Pocos años después igualmente estudió la especialidad de cerámica, en un centro de París, capital de Francia. 

Fiel a sus orígenes mambises, desde su etapa juvenil se comprometió con las causas más progresistas de su época. Fue miembro del Partido Socialista Popular, de la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo y de la Federación Estudiantil Universitaria, FEU. Como profesional formó parte del grupo de artistas que, al inicio de la década de los años 50 del pasado siglo, desarrolló la cerámica cubana.  Compartió con destacadas figuras cubanas, tales como Amelia Peláez,  René Portocarrero y Mariano Rodríguez.

Marta Arjona dio un notable aporte en lo referido a la protección y conservación del patrimonio nacional. Precisamente tras producirse en Cuba el triunfo de la Revolución, echó a un lado la labor artística personal y se ocupó con eficiencia en salvaguardar los bienes patrimoniales del país. Laboró en el rescate de las riquezas tangibles e intangibles que hoy forman parte del Patrimonio Nacional.

De igual modo, Marta Arjona realizó una muy importante labor en la creación de la red de museos del país y la conservación de la memoria histórica cubana, aspectos que, según confesara, figuraron entre sus múltiples satisfacciones. Por su meritoria labor se le confirieron numerosos premios y distinciones. Entre los reconocimientos se destaca el habérsele otorgado la condición de Doctor Honoris Causa en Arte que le confiriera el Instituto Superior de Arte, ISA, y también fue declarada Heroína del trabajo de la República de Cuba, tan sólo por citar éstas a manera de ejemplo.

Se caracterizó por su sencillez. Cuando fue  interrogada acerca de si se mostraba conforme con los reconocimientos a su trayectoria como promotora de la cultura, expresó: “Nunca he pensado si he sido ó no reconocida.”Y agregó: “Yo me siento satisfecha por mi trabajo, y creo que he sido reconocida”.