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Antonio Maceo: Un titán en la historia y vida del pueblo cubano

El 7 de diciembre de 1896 en San Pedro, en la zona de Bauta, en el actual territorio de la provincia de Artemisa, en un enfrentamiento con fuerzas al servicio del régimen colonial español se produjo la caída del Mayor General del Ejército Libertador Cubano, Antonio Maceo y Grajales.

Nacido el 14 de junio de 1845 en Santiago de Cuba Antonio Maceo no sólo fue un  relevante luchador por la independencia de Cuba, en el siglo XIX., sino que además fue un hombre que evidenció y proclamó sólidos principios.

Precisamente acerca de ello comentó José Martí al hacer referencia a las características y cualidades que reconocía en Maceo.

En un trabajo publicado en el periódico Patria, en la edición del 6 de octubre de 1893, Martí precisó:

"Firme es su pensamiento y armonioso, como las líneas de su cráneo. Su palabra es sedosa, como la de la energía constante y de una elegancia artística que le viene de su esmerado ajuste, y de idea cauta y sobria.”

También detalló  al resumir el aporte que le podía brindar Maceo a la causa de su tierra natal:  

“Con el pensamiento le servirá, más aun que con el valor. Le son naturales el vigor y la grandeza.”

Maceo se incorporó, en unión de sus padres y hermanos, a la lucha por la independencia de Cuba en el propio mes de octubre de 1868, tan sólo dos días después de haberse iniciado la guerra encabezada por Carlos Manuel de Céspedes. En el transcurso de poco tiempo evidenció sus cualidades como combate y de ahí que de simple soldado se le fueran otorgando grados militares.

Resultó herido en varias ocasiones, incluso en una oportunidad tal fue su gravedad que todo hacía indicar que su fallecimiento podía ser inminente.

En la etapa final de la guerra de los Diez Años su figura cobró mayor notoriedad cuando realizó la Protesta de Baraguá, el 15 de marzo de 1878.En una entrevista con el General español Arsenio Martínez Campos planteó que no aceptaba deponer las armas sin haberse proclamado la independencia de Cuba ni la abolición de la esclavitud.

Maceo incluso con singular firmeza ratificó su disposición de continuar la lucha, aún en medio de condiciones extremadamente difíciles. Estuvo en los campos de Cuba durante varios meses, pero después al no poder mantenerse la guerra, tuvo que salir del territorio cubano. Se radicó  en Jamaica. Pero desde el extranjero siguió pensando en la situación de su tierra natal y estuvo dispuesto a participar en la reanudación de la lucha.

En la etapa inicial de la década del ochenta Maceo intentó llevar a cabo un plan  con ese objetivo más el plan previsto no cristalizó. 

Algunos años después, cuando José Martí se hallaba trabajando en la reorganización de la lucha independentista, en uno de los patriotas que pensó en poder contar con su apoyo fue en Antonio Maceo.

En 1893 Martí fue  al encuentro de Antonio Maceo quién en esos instantes se hallaba residiendo en Costa Rica. Maceo en esa entrevista le ratificó su apoyo al empeño de luchar nuevamente por la liberación de Cuba a del dominio colonial español. Tras años de intensa y sistemática labor la guerra organizada por José Martí logró reiniciarse en el territorio cubano el 24 de febrero de 1895. Maceo retornó a Cuba  el primero de abril de 1895 y desde entonces participó en forma activa en combates y batallas relevantes.

Incluso llegó a dirigir una columna invasora que partió el 22 de octubre de 1895 desde Mangos de Baraguá y atravesó el territorio cubano desde  oriente hasta occidente. La invasión la culminó en el poblado de Mantua, en la provincia de Pínar del Rio el 22 de enero de 1896. Esa invasión fue catalogada como una de las hazañas militares a nivel internacional en el siglo XIX.

Después de haber desarrollado durante varios meses una intensa labor en esa la provincia de Pínar del Rio, en los primeros días de diciembre de 1896 decidió trasladarse hacia el territorio habanero para  tratar de seguir hacia la provincia de Las Villas para reencontrarse con Máximo Gómez. Cuando se hallaba en la zona de San Pedro, en el territorio de Bauta, libró su último combate el 7 de diciembre de 1896.

Los patriotas cubanos pudieron recoger los cadáveres de Maceo y de su ayudante  Francisco, Panchito, Gómez, los que fueron trasladados por personas confiables hasta el sitio donde resultaron enterrados al día siguiente en forma secreta, cerca del poblado de Santiago de las Vegas.

Algún tiempo después de culminada la guerra, el 17 de septiembre de 1899, el Generalísimo Máximo Gómez, inició la ceremonia de exhumación de los cadáveres para levantar en ese sitio un panteón que guardara los restos de ambos patriotas.  Inicialmente se creó un modesto monumento que fue costeado por una suscripción popular e inaugurado el siete de diciembre de 1899.  En 1906 se realizó la remodelación del Monumento se colocó una tarja nueva y se mantuvo la cripta que contenía los restos mortales.

En septiembre de 1944 fueron extraídos los restos para realizarle al monumento otra remodelación. Entonces el panteón quedó en medio de un paisaje de palmas cubanas, como símbolo de la sangre vertida en los campos por los luchadores. El complejo monumentario existente actualmente en el Cacahual fue concluido en 1951.

En este lugar, declarado Monumento Nacional, tras el triunfo de la Revolución, se han realizado múltiples actos y ceremonias militares en las que se les ha rendido homenaje permanente a Antonio Maceo y Grajales.

De manera muy especial en El Cacahual se produjo el 7 de diciembre de 1989 el acto de despedida de duelo de los internacionalistas cubanos caídos durante el cumplimiento de honrosas misiones militares y civiles. Ello se conoce como la Operación Tributo.

El máximo líder de la Revolución el Comandante en Jefe Fidel Castro manifestó al recordar la significación de la fecha y el simbolismo de Antonio Maceo: 

“Fue siempre de profunda significación para todos los cubanos la fecha memorable en que cayó, junto a su joven ayudante, el más ilustre de nuestros soldados, Antonio Maceo. Sus restos yacen aquí, en este sagrado rincón de la patria. 

“Al escoger esta fecha para dar sepultura a los restos de nuestros heroicos combatientes internacionalistas caídos en diversas partes del mundo, fundamentalmente en África, de donde vinieron los antepasados de Maceo y una parte sustancial de nuestra sangre, el 7 de diciembre se convertirá en día de recordación para todos los cubanos que dieron su vida no solo en defensa de su patria, sino también de la humanidad. De este modo, el patriotismo y el internacionalismo, dos de los más hermosos valores que ha sido capaz de crear el hombre, se unirán para siempre en la historia de Cuba.”

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