Las hermanas Lourdes y María Cristina Giralt que resultaron vilmente asesinadas por fuerzas de la dictadura batistiana el 15 de junio de 1958 en La Habana.

Nacidas en la ciudad de Cienfuegos ambas jóvenes en los años de la década del cincuenta en el pasado siglo se trasladaron hacia La Habana donde comenzaron a vivir  en el apartamento 42 del edificio situado en la calle 19 número 1325 esquina a 24 en el Vedado.

En junio de 1958 ellas habían viajado a su ciudad natal para compartir con sus padres.

No imaginaban al retornar a su vivienda en La Habana que el apartamento que estaba al lado del suyo, había sido ocupado por fuerzas de la dictadura que trataron de capturar a jóvenes revolucionarios que llevaban a cabo acciones clandestinas contra el régimen en la capital cubana.

En el apartamento 41, habían permanecido escondidos miembros del Directorio Revolucionario.

Integrantes de esa organizaciones en días anteriores al 15 de junio habían participado en un atentado en la calle L entre 23 y 25 contra Santiago Rey, Ministro de Gobernación. En esa acción el ministro sólo resultó herido.

Posteriormente la policía de la tiranía desató una  incesante búsqueda de los autores del atentado.

Los agentes del régimen habían logrado tener conocimiento que dichos jóvenes habían estado escondidos en ese edificio y en la madrugada del 15 de junio fuerzas policiales dirigidas por el esbirro Esteban Ventura se dedicaron al registro de los apartamentos que estaban vacíos, en este caso el que habían ocupado los integrantes del Directorio y el de las hermanas Giralt que se encontraban ese día en Cienfuegos.

Los integrantes de las fuerzas represivas de la tiranía decidieron permanecer en el apartamento 41 en la espera de algún otro luchador clandestino que sin saber lo que había pasado fuera hasta allí.

El 15 de junio al llegar al apartamento donde vivían María Cristina, de 28 años, y Lourdes, de 22, notaron que  la puerta de su vivienda  había sido forzada.

Ambas jóvenes se dirigieron entonces al apartamento contiguo al suyo para averiguar que había ocurrido.

Al tocar la puerta recibieron como respuesta un sin número de disparos lo que les ocasionó la muerte en forma instantánea.

Fue así como estas jóvenes inocentes  integraron la gran lista de hombres y mujeres del pueblo que cayeron como consecuencia de la intensa represión de la dictadura batistiana que se empeñó, sin lograrlo, en tratar de destruir la lucha revolucionaria tanto en las zonas montañosas del país como en las ciudades y poblados.