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publicado el 19/05/2023

JOSÉ MARTÍ: El valor y vigencia de su vida y sus principios

Al referirse a la muerte José Martí llegó a asegurar con particular determinación: “Otros lamentan la muerte necesaria; yo creo en ella como la almohada y la levadura, y el triunfo de la vida”.

Consecuente con sus convicciones Martí supo encarar con firmeza el peligro de perder la vida en la guerra por la independencia de Cuba que él con tanta pasión y dedicación se empeñó durante años en su reanudación con el objetivo no sólo de liberar a su tierra natal del dominio colonial español sino también, como proclamara en la carta que comenzó a  escribirle a su amigo mexicano Manuel Mercado, y que quedó inconclusa: ... de impedir a tiempo que los Estados Unidos cayeran con esa fuerza más sobre los pueblos de América.

Nacido en La Habana el 28 de enero de 1853 su vida fue breve pero fecunda. Tan sólo su existencia se prolongó a través de ´42 años. Su caída en combate se produjo en la zona de Dos Ríos en la entonces provincia de Oriente el 19 de mayo de 1895.

Martí habló  y escribió sobre la muerte en distintas ocasiones. En discursos, cartas, poemas y trabajos periodísticos precisó en forma muy especial y elocuente el significado que tenía  morir peleando por la patria.

En sus Versos Sencillos, grupo de 46 poemas que escribió en 1890 y que al año siguiente fueron editados en un libro en Nueva York, había planteado:  

No me pongan en lo oscuro

A morir como un traidor

Yo soy bueno y como bueno

Moriré de cara al sol.

También  en una carta dirigida a Federico Giroudi, con fecha 21 de septiembre de 1892,  José  Martí  refleja el tema de la muerte al señalar: “... yo no conozco más muerte que una y es la de perder la fe en mis compatriotas, y de eso, sé que no he de morir”.

A través de su vida Martí actúa en forma consecuente con las convicciones por él expuestas en sus cartas, poemas, trabajos periodísticos y discursos.

Él creyó en la muerte necesaria y como tal puso su vida al servicio de la causa de su pueblo sin importarle los riesgos que ello entrañaba.

Precisamente cuando se hallaba en los campos de Cuba estimulando con su presencia el desarrollo de la guerra que él había logrado reorganizar se produjo su caída.

Tengo en cuenta que Martí llegó a señalar  que cada hombre debía prestar  sin que nadie lo regañe, el servicio que lleve en sí. Además ya desde la etapa de su juventud en una carta que escribió en 1878, cuando sólo contaba 25 años, destacó que  la vida debe ser diaria, movible, útil. Y añadió que el primer deber de un hombre de estos días, es ser un hombre de su tiempo.

Igualmente Martí precisó  como él intentaba contribuir al desarrollo de la vida y la felicidad de los seres humanos al decir que su oficio era cantar todo lo bello, encender el entusiasmo por todo lo noble, admirar y hacer admirar todo lo grande.

Consecuente con estos conceptos Martí transitó  por la vida, trabajó como escritor y periodista, ejerció la función de maestro y laboró como representante diplomático de distintos países de América Latina en los Estados Unidos de América.



Sobre la trascendencia de la vida y la obra de José Martí han expuesto consideraciones destacadas personalidades tanto de Cuba como de otras partes del mundo.

Por ejemplo el  doctor Enrique José Varona, en  un discurso pronunciado en  Nueva York, en 1896 en ocasión de cumplirse el primer aniversario de la caída de José Martí, precisó:  “En todas las tareas que se impuso encontró siempre dóciles sus  múltiples aptitudes, porque esas varias y brillantes facultades, esas luminosas facetas de su gran inteligencia, convergían todas, como los radios al centro, a una facultad suprema, que las animaba y vigorizaba: el entusiasmo. Su portentosa fantasía desplegaba las alas a todos los vientos del espíritu, más no para vagar al acaso, con la facilidad gallarda del mero diletante; sino para buscar por cada rumbo lo mejor, lo más exquisito, la flor de perfección que soñaba, y que su corazón ardiente le hacía amar con indecibles transportes. Amó siempre su obra. He aquí el secreto de sus grandes éxitos.”

Y más adelante puntualizó: “No colocó su ideal en un mundo inaccesible. Quiso y logró esculpirlo en la roca de la realidad. Dio valor a cada situación de su vida, precio a cada trabajo. Hizo cada vez y en cada caso lo más y lo mejor que pudo. No hay regla de vida más alta, ni más fecunda.”

Igualmente un gran martiano, y continuador de su legado, el Comandante en Jefe Fidel Castro expuso diversas valoraciones sobre Martí en distintas ocasiones.

Incluso mucho antes de haberse producido el triunfo de la Revolución, cuando fue juzgado en 1953 por haber organizado, participado y dirigido el asalto al cuartel Moncada en Santiago de Cuba, Fidel en el alegato pronunciado en el juicio que se le siguió, y que resulta conocido como La Historia me absolverá expuso que traía en su corazón las doctrinas del Maestro y citó en esa oportunidad varios medulares principios de Martí.

Acerca de Martí, por ejemplo, y de la vigencia de su vida y obra, Fidel igualmente llegó a señalar en ocasión de celebrarse en La Habana en enero de 2003 una Conferencia Internacional por el Equilibrio del Mundo, como parte de las actividades que se realizaban en Cuba con motivo del sesquicentenario del natalicio de José Martí.

Fidel enfatizó:

“Más allá de Cuba, ¿qué recibió de él el mundo? Un ejemplo excepcional de creador y humanista digno de recordarse a lo largo de los siglos. ¿Por quiénes y por qué? Por los mismos que hoy luchan y los que mañana lucharán por los mismos sueños y esperanzas de salvar al mundo, y porque quiso el azar que hoy la humanidad perciba sobre ella y tome conciencia de los riesgos que él previó y advirtió con su visión profunda y su genial talento.”

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