La Habana; Antonio Maceo y el homenaje permanente
La Habana rinde homenaje en forma permanente a Antonio Maceo y Grajales ya que tiene la responsabilidad histórica de atesorar sus restos y los de su ayudante Francisco Gómez Toro en un gran complejo monumentario en El Cacahual, declarado Monumento Nacional, en el territorio del municipio Rancho Boyeros.
Nacido el 14 de junio de 1845 en Santiago de Cuba Antonio Maceo llegó a ser un relevante luchador por la independencia de Cuba, en el siglo XIX.
Se incorporó, en unión de varios de sus familiares, a la guerra por la independencia de Cuba desde su etapa inicial en octubre de 1868. Tenía entonces tan sólo 23 años.
De simple soldado por su participación activa en el desarrollo de los enfrentamientos frente a los soldados españoles se le fueron confiriendo grados militares y diferentes misiones.
Resultó herido en varias ocasiones, incluso en una oportunidad tal fue su gravedad que todo hacía indicar que su fallecimiento podía ser inminente.
Durante la guerra de los Diez Años hay un momento muy sobresaliente en la vida de Antonio Maceo. Fue cuando realizó la Protesta de Baraguá, el 15 de marzo de 1878.
Ante la capitulación de una gran parte de los luchadores independentistas cubanos al acatar el cese de la guerra propuesta por España, Antonio Maceo en una entrevista con el General español Arsenio Martínez Campos planteó que no aceptaba deponer las armas sin haberse proclamado la independencia de Cuba ni la abolición de la esclavitud.
Antonio Maceo y los patriotas que lo secundaron se convirtieron en símbolos de la entereza revolucionaria del pueblo cubano al realizar lo que en la historia de Cuba se identifica como la Protesta de Baraguá.
Con singular firmeza Maceo ratificó su disposición de continuar la lucha, aún en medio de condiciones extremadamente difíciles. Estuvo en los campos de Cuba durante varios meses, pero después al no poder mantenerse la guerra, tuvo que salir del país.
Inicialmente se radicó en Jamaica. Pero desde el extranjero siguió pensando en la situación de su tierra natal y estuvo dispuesto a participar en la reanudación de la lucha.
En la etapa inicial de la década del ochenta Maceo intentó llevar a cabo un plan para reanudar la guerra por la independencia de Cuba. Pero los planes previstos no cristalizaron.
Algunos años después, cuando José Martí se hallaba trabajando en la reorganización de la lucha independentista, en uno de los patriotas que pensó en poder contar con su apoyo fue en Antonio Maceo.
En 1893 Martí fue al encuentro de Antonio Maceo quién en esos instantes se hallaba residiendo en Costa Rica. Maceo en esa entrevista le ratificó su apoyo al empeño de luchar nuevamente por la liberación de Cuba a del dominio colonial español.
Tras la entrevista sostenida con Maceo escribió Martí un trabajo que salió reflejado en el periódico Patria el seis de octubre de 1893. Destacó las características y cualidades humanas de Antonio Maceo. Señaló: "Firme es su pensamiento y armonioso, como las líneas de su cráneo. Su palabra es sedosa, como la de la energía constante y de una elegancia artística que le viene de su esmerado ajuste, y de idea cauta y sobria.”
También precisó al resumir el aporte que le podía brindar Maceo a la causa de su tierra natal: “Con el pensamiento le servirá, más aun que con el valor. Le son naturales el vigor y la grandeza.”
La guerra organizada por José Martí logró reiniciarse en el territorio cubano el 24 de febrero de 1895. Maceo retornó a Cuba el primero de abril de 1895 y desde entonces participó en forma activa en combates y batallas relevantes.
Incluso llegó a dirigir una columna invasora que partió el 22 de octubre de 1895 desde Mangos de Baraguá y atravesó el territorio cubano desde oriente hasta occidente. Llegó a Mantua, en la provincia de Pínar del Rio el 22 de enero de 1896. Esa invasión fue catalogada como una de las hazañas militares a nivel internacional en el siglo XIX.
En el transcurso de los siguientes meses Maceo desarrolla una intensa labor en la provincia más occidental de Cuba. Y en los primeros días de diciembre de 1896 decidió trasladarse hacia el territorio habanero para tratar de seguir hacia la provincia de Las Villas para reencontrarse con Máximo Gómez.
Cuando se hallaba en la zona de San Pedro, en el territorio de Bauta, libró su último combate el 7 de diciembre de 1896.
Los patriotas cubanos pudieron recoger los cadáveres de Maceo y Panchito Gómez, los que fueron trasladados por personas confiables hasta el sitio donde resultaron enterrados al día siguiente en forma secreta, cerca del poblado de Santiago de las Vegas.
Algún tiempo después de culminada la guerra, el 17 de septiembre de 1899, el Generalísimo Máximo Gómez, inició la ceremonia de exhumación de los cadáveres para levantar en ese sitio un panteón que guardara los restos de ambos patriotas.
Inicialmente se creó un modesto monumento que fue costeado por una suscripción popular e inaugurado el siete de diciembre de 1899.
En 1906 se realizó la remodelación del Monumento se colocó una tarja nueva y se mantuvo la cripta que contenía los restos mortales.
En septiembre de 1944 fueron extraídos los restos para realizarle al monumento otra remodelación. Entonces el panteón quedó en medio de un paisaje de palmas cubanas, como símbolo de la sangre vertida en los campos por los luchadores.
El complejo monumentario existente actualmente en el Cacahual fue concluido en 1951.
También en la capital cubana en el territorio del municipio Centro Habana se localiza un parque identificado con el primer apellido del relevante luchador independentistas, es decir Parque Maceo, y allí también hay un simbólico complejo monumentario.
Tanto en el Cacahual como en el citado parque se realizan en forma frecuente actividades relacionadas con la vida y la obra de Antonio Maceo así como también actos políticos y culturales de gran significación.