Operación Tributo; eterno homenaje a los internacionalistas cubanos caídos en África
El 7 de diciembre de 1989, en El Cacahual, sitio histórico de Cuba declarado Monumento Nacional, culminó la Operación Tributo, nombre con que se identificó el traslado de los restos mortales de los cubanos caídos en misiones internacionalistas en países de África.
Durante los años de la ayuda solidaria el Gobierno cubano informó a los familiares la muerte de cada combatiente, ya fuera como consecuencia de un enfrentamiento en el campo militar o producto de algún accidente o enfermedad, pero resultaba imposible en medio de la guerra, en tierras lejanas, repatriar los cadáveres y sepultarlos en sus lugares de origen.
Atendiendo a ello no fue posible realizar el traslado hacia Cuba de los restos de dichos combatientes hasta 1989, tras el año anterior haberse firmado los acuerdos de paz que pusieron fin a las incursiones de los racistas sudafricanos dentro del territorio de Angola e hicieron posible la independencia de Namibia y la liquidación en años siguientes del oprobioso sistema del apartheid.
Ya desde el año 1976 el General de Ejército Raúl Castro, entonces Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba había asegurado que “de Angola nos llevaremos la entrañable amistad que nos une a esa heroica nación y el agradecimiento de su pueblo y los restos mortales de nuestros queridos hermanos caídos en el cumplimiento del deber…”
Y así ocurrió el 6 de diciembre de 1989 cuando, luego de un extraordinario trabajo en el que participaron especialistas del Instituto de Medicina Legal para la identificación y preparación de los cadáveres, en Angola se inició la Operación Tributo mediante la cual se trasladaron a Cuba los restos de 2 085 mártires que cumplían misiones militares y 204 en tareas civiles, caídos en África.
Con voz emocionada al hablar en el acto efectuado en El Cacahual el 7 de diciembre de 1989 el máximo líder de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro, señaló: “Fue siempre de profunda significación para todos los cubanos la fecha memorable en que cayó, junto a su joven ayudante, el más ilustre de nuestros soldados, Antonio Maceo. Sus restos yacen aquí, en este sagrado rincón de la patria.
Al escoger esta fecha para dar sepultura a los restos de nuestros heroicos combatientes internacionalistas caídos en diversas partes del mundo, fundamentalmente en África, de donde vinieron los antepasados de Maceo y una parte sustancial de nuestra sangre, el 7 de diciembre se convertirá en día de recordación para todos los cubanos que dieron su vida no solo en defensa de su patria, sino también de la humanidad. De este modo, el patriotismo y el internacionalismo, dos de los más hermosos valores que ha sido capaz de crear el hombre, se unirán para siempre en la historia de Cuba.”
E indicó que en forma simultánea en todos los rincones de Cuba de donde procedían, se daría sepultura a los restos de los internacionalistas que cayeron en el cumplimiento de su noble y gloriosa misión.
Fidel señaló al respecto: “Nuestro país no buscaba glorias ni prestigios militares. Siempre se aplicó rigurosamente el principio de alcanzar los objetivos con el menor sacrificio de vidas posibles; para ello se requería ser fuertes, actuar con el máximo de sangre fría y estar siempre, como siempre estuvimos, dispuestos a todo.
“Cada combatiente sabía que detrás de él estaba el país entero; sabía también que la vida y la salud de cada uno de ellos era preocupación constante de todos nosotros.
“Cuando la política y la diplomacia fueron factores asequibles para alcanzar los objetivos finales, no se dudó un instante en utilizar las vías políticas y diplomáticas, y, aunque se actuó siempre con toda la firmeza necesaria, en ningún instante durante el proceso negociador se nos escuchó una palabra de arrogancia, prepotencia o alarde. Supimos ser flexibles cuando la flexibilidad era conveniente y justa.”
Tras explicar que la última etapa de la guerra en Angola fue la más difícil y que ello requirió de toda la determinación, la tenacidad y el espíritu de lucha de nuestro país en apoyo a nuestros hermanos angolanos. E igualmente manifestó: “En el cumplimiento de ese deber de solidaridad no solo con Angola, sino con nuestros propios combatientes que allí luchaban en condiciones difíciles, la Revolución no vaciló en arriesgarlo todo.”
Y además señaló más adelante en su discurso: “Hay acontecimientos históricos que nada ni nadie podrá borrar. Hay ejemplos revolucionarios que los mejores hombres y mujeres de las futuras generaciones, dentro y fuera de nuestra patria, no podrán olvidar. Éste es uno de ellos, mas no nos corresponde a nosotros evaluarlo, de ello se encargará la historia.”
Fidel puntualizó que los cientos de miles de cubanos que cumplieron misiones internacionalistas militares o civiles, contarán siempre con el respeto de las presentes y futuras generaciones.
Y detalló al respecto: “Ellos multiplicaron muchas veces las gloriosas tradiciones combativas e internacionalistas de nuestro pueblo.”