Güinera y Zimba, metamorfosis
Las máximas autoridades capitalinas han vuelto, otra vez, a la Güinera. Han regresado tantas veces, a este y el resto de los casi 130 barrios habaneros, en los cuales ahora se trabaja, con el propósito de cambiar el panorama social que los ubica en desventaja, que ya los reciben como a familiares cercanos o a los buenos amigos.
Encabezados por Luis Antonio Torres Iríbar y Reynaldo García Zapata, respectivamente primer secretario del Comité Provincial del Partido, y Gobernador de La Habana, los integrantes de la comitiva (directores de empresas y entidades involucradas en el proceso transformador) caminaron por el reparto, visitaron casas en construcción, y dialogaron con sus moradores, también quienes baten mezcla y levantan paredes, otros vecinos y las autoridades.
Foto: Elías Argudín
En los intercambios, que incluso asimismo se suscitaron con personas que les abordaron, en su andar, en plena calle, con alguna inquietud o problema o sugerencia, el diálogo fluyó franco y respetuoso, y hasta, en ocasiones, matizado por la jarana y el chiste.
Torres Iríbar y García Zapata, indagaron en torno a lo humano y lo divino: alegrías, insatisfacciones, criterios relacionados con la calidad, composición de los núcleos familiares, piezas de los inmuebles…
E indicaron dar curso a las soluciones posibles: incorporar esta o aquella vivienda, en mal estado, al programa rehabilitador; diseñar un abastecimiento más organizado a las tiendas de las cadenas TRD, CIMEX, de manera que la distribución sea equitativa, gestionar un camión para la mudanza de una ancianita… y asimismo explicaron las razones que, en algunos otros casos, impiden dar una respuesta, por el momento.
Solo en materia techos, la Güinera ha cambiado como de la noche al día. De enero a la fecha cobraron forma 30 nuevas casas (sala, baño, cocina-comedor, dos o tres habitaciones; portales), hechas con paredes de bloque y cubierta ligera, pero totalmente nuevas. Hay más de 70 en construcción, y se trabaja en la sustitución del techo de otras 140.
Eso para no hablar de calles asfaltadas, aceras hechas, escuelas y círculos infantiles, rehabilitados; panaderías, bodegas, consultorios y policlínicos, que han vuelto a la vida.
El periplo comenzó bien temprano, por la comunidad Zimba, en La Lisa. La estancia fue un anticipo de lo que luego sucedió en La Güinera. Torres Iríbar, García Zapata y sus acompañantes, tomaron pulso al quehacer renovador y prestaron oídos al sentir de los vecinos.
Foto: Elías Argudín
Las autoridades habaneras, más que llegar a los hogares en rehabilitación, tocaron el alma de sus ocupantes, en conversación cordial, propia de personas cercanas. Hubo quejas, digamos por ejemplo, el aprovechamiento de la jornada por parte de algunos constructores. Tampoco faltó el reconocimiento y las loas, pero sobre todo, mucha gratitud a la Revolución y sus dirigentes.
Es lógico. Los zimbadinos empiezan a palpar los cambios, que se hacen notables. Se sienten atendidos:
Quienes hasta hace muy poco no sabían de libreta de abastecimiento, ya son dueños de una; fueron legalizadas más de 60 viviendas, con el documento acreditativo para sus propietarios, incluido.
Hay calles y aceras, donde antes campeaba el fango o el polvo. Se han organizado cursos (albañilería, electricidad, costura, chapistería, gastronomía, educadoras, auxiliares pedagógicas, carpinteros…), abierto oportunidades para la reinserción al estudio y el trabajo a los desvinculados, entregadas prestaciones económicas para personas vulnerables necesitadas, otros han recibido recursos (camas, colchones, etc), y lo que es tal vez lo más sonado: A 60 familias le construyeron sus viviendas desde la tierra hasta el techo, y otras 19 están en ejecución, las cuales deben concluirse durante el mes en curso y octubre.
Y de acuerdo con las informaciones ofrecidas a Torres Iríbar, por las dirigentes locales, ahora mismo se trabaja en un nuevo levantamiento, a fin de incorporar al programa aquellas moradas, que por alguna u otra razón, quedaron fuera de plan, y dada sus condiciones, requieren ser demolidas para hacerlas nuevas o deben repararse.
En sus intercambios, en una y otra comunidad, el primer secretario del Partido en la capital insistió en la necesidad de que los vecinos se unan a los constructores y cooperen con ellos, y la vez que controlen los recursos, y velen por el aprovechamiento de la jornada y la calidad.
Torres Iríbar insistió en el principio de dar prioridad a los más necesitados y a los asuntos que beneficien a todos o la mayoría (agua, electricidad, calles, aceras, consultorio, unidades de comercio…), en tanto eso genera confianza, propicia un clima de fraternidad y redunda en el crecimiento espiritual de las personas y el barrio.
Dijo que es menester confiar en la Revolución, que puso en marcha este proyecto transformador de los barrios, en medio del contexto económico, tal vez, más difícil, y tiene el firme propósito de no abandonarlo, por escabroso que se torne el camino y grande sean los retos.
(Tomado de períodico Tribuna)