En todo nuestro territorio nacional existen disímiles museos con variadas temáticas. Ejemplo elocuente de ello es el Museo de Historia Natural ubicado en la Plaza de Armas, en el Centro Histórico de la capital cubana. Cuando se inauguró en 1964 al museo no se le conocía con el nombre actual, y hasta 1995, radicó en el Capitolio Nacional y se denominaba Museo de Ciencias Felipe Poey, en homenaje a un gran científico cubano introductor en Cuba de la vacuna.

Esta institución científico-cultural fue la primera de su tipo creada en el país y sigue erigiéndose como pilar en la promoción del conocimiento científico y la cultura sobre la naturaleza. Desde su fundación, este museo ha recibido miles de visitantes, principalmente niños, que son quienes más disfrutan de todo el caudal de conocimientos y las maravillas que aporta la instalación.

El más preciado tesoro de este museo son sus colecciones científicas, con más de 50 mil ejemplares conservados para su estudio, algunas de las cuales tienen más de un siglo de colectadas y testimonian la riqueza de la biodiversidad de nuestro archipiélago. El museo cuenta con 26 salas de exhibiciones que abarcaban perfiles zoológicos, botánicos, geológicos, etnográficos y arqueológicos. Entre las áreas expositivas más visitadas del Museo de Historia Natural se encuentra “Historia de la tierra y de la vida” dedicada a la evolución paleontológica de La Tierra con diferentes muestras de fósiles, murales y esquemas. Entre ellos, destaca el cráneo de un Tiranosaurio. También se incluye una exposición zoológica sobre reptiles, aves y mamíferos del caribe.