En La Habana existe el museo Fragua Martiana en el sitio donde antaño estuvieron las canteras de San Lázaro en las que el joven José Martí tuvo que realizar en 1870 trabajo forzado durante la etapa de presidiario político. Tenía entonces tan sólo 17 años.

Posteriormente cuando escribió acerca de esa etapa de su existencia el él  señalaría en su trabajo titulado El Presidio Político en Cuba: “Dolor infinito debía ser el único nombre de estas páginas. Dolor infinito, porque el dolor del presidio es el más rudo, el más devastador de los dolores, el que mata la inteligencia, y seca el alma, y deja en ella”

Martí sufrió el encierro en la Cárcel de La Habana, que se localizaba al final de la avenida del Prado, muy cerca de lo que en la actualidad está la entrada oeste del túnel de La Habana.

Desde allí, encadenado y caminando, tenía diariamente que dirigirse a través de varios kilómetros  para realizar trabajo forzado en las canteras ubicadas en la calle Príncipe esquina a Hospital.

El trozo de las canteras donde trabajó Martí perteneció a la parte identificada como La Criolla.

En el siglo veinte  este lugar quedó relegado y no fue hasta muchos años después que tras una meticulosa investigación se pudo determinar el sitio exacto en el que Martí realizó trabajo forzado.

Entonces por iniciativa de Gonzalo de Quesada y Miranda, fundador del Seminario Martiano de la Universidad de La Habana el 21 de noviembre de 1941, e hijo de quién fuera un gran amigo y colaborador de Martí, Gonzalo de Quesada y Arostegui, se decidió crear en dicho sitio un museo.

El 30 de junio de 1951 fue terminada su construcción. Resultó identificado como La Fragua Martiana.  

Se le otorgó tal denominación atendiendo que se trataba del lugar donde se moldearon los sentimientos, la manera de ser y el patriotismo de Martí y también puso de manifiesto su firmeza.

También se tuvo en cuenta lo expuesto por el propio Martí en un trabajo  sobre Guatemala, publicado en 1878,  en el cual señaló: “Una escuela es una fragua de espíritus: ¡ay de los pueblos sin escuelas! ¡ay de los espíritus sin temple!.”

El Museo Fragua Martiana se inauguró oficialmente el 28 de enero de 1952.

Desde su creación ha estado directamente vinculado al quehacer martiano de la Universidad de La Habana.  

A partir del 24 de octubre de 1962 la Fragua y el Rincón Martiano que allí existe pasaron a la custodia definitiva de este magno centro docente.  

Al crearse el 15 de febrero de 1984 la Cátedra Martiana de la Universidad de La Habana, la Fragua se convirtió en su sede.  

El 27 de enero del 2003 fue inaugurado en la Fragua Martiana un monumento que refleja a Martí en su etapa de presidiario.

Hasta entonces sólo  había una huella pictórica de ese período de su existencia, la foto que desde las propias canteras enviara a su madre con el traje de preso y con los grilletes a la que le puso esta significativa dedicatoria:   

Mírame, madre, y por tu amor no llores:

Si esclavo de mi edad y mis doctrinas,

Tu mártir corazón llené de espinas,

Piensa que nacen entre espinas flores.  

En las salas de este museo se pueden apreciar el escritorio usado en José Martí en la ciudad estadounidense de Tampa, su revólver, la almohadilla que le entregara la joven guatemalteca María García Granados así como documentos, entre éstos, un ejemplar del periódico Patria.  

La Fragua Martiana fue declarada Monumento Nacional el 8 de mayo de 1996.