En una de las más valiosas y antiguas edificaciones existentes en La Habana Vieja, la Casa de la Obrapía, se localiza un sugestivo museo en el que se exhiben colecciones de objetos de biscuit, plata, porcelana, óleos, otras piezas del siglo 19 y pinturas murales.
Ésta es una de las pocas edificaciones que quedan del siglo 17 en La Habana y sobresale NO sólo desde el punto de vista arquitectónico, sino también por su extraordinaria decoración interior.
Está ubicada en la Calle Obrapía, con el número 158 y fue la residencia de Don Gaspar Riberos de Vasconcelos. La casona cuenta con amplios aposentos, corredores, salones amueblados al estilo colonial y un patio central, adornado por un aljibe, el cual proporciona agua a los moradores. En la fachada figuran los escudos de los Calvo de la Puerta, así como el de los Castellón y la corona del Marqués de Monte Hermoso, que en distintas épocas fueron los dueños de la residencia.
La Casa de la Obrapía dedica una de sus salas, nombrada “Retorno a la Semilla”, a exponer objetos pertenecientes al célebre escritor cubano Alejo Carpentier, autor de la obra homónima, entre otras relevantes novelas.