Aida Diestro llegó a ser, en el siglo XX, en Cuba, una destacada pianista y arreglista que fundó, y desarrolló, un cuarteto integrado sólo por mujeres que alcanzó una gran popularidad tanto en nuestro país como a nivel internacional. Aida Diestro falleció en La Habana el 28 de octubre de 1973.

Nacida el 21 de diciembre de 1928, realizó sus primeros estudios de música con su padre Vicente Diestro Camejo, pastor de una Iglesia Presbiteriana, y también recibió otros valiosos conocimientos de su madre Adelaida Rega Hernández, maestra normalista.

Desde la temprana edad de seis años, la pequeña Adelaida, o Aida como después sería conocida artísticamente, dio muestras de su precocidad en el piano interpretando obras de Liszt en la iglesia donde oficiaba su padre. Posteriormente continuó sus estudios de música en un conservatorio privado de Luyanó, donde obtuvo el título de profesora de piano. 

Concluido el bachillerato, había comenzado la carrera de físico–química, que abandonó para contraer matrimonio.

Dominaba el francés y el inglés, pero su afición por la música la llevó a dedicarse por entero a esta manifestación artística.
Las experiencias obtenidas como directora del coro de la Iglesia Presbiteriana,  le brindaron los conocimientos armónicos que más tarde aplicaría en el montaje de las voces del cuarteto Las D’Aida. 

Ella se desempeñó inicialmente como pianista repertorista de la emisora Mil Diez. 

Después se relacionó con destacadas figuras de la música que formaban parte del denominado movimiento del feeling.

Al poco tiempo de su incorporación al mundo artístico, y encontrándose en los pasillos de la emisora CMQ, se le acercaron Elena Burke, Omara y Haydée Portuondo y le propusieron la creación de un grupo musical en el que Aida actuaría como pianista y directora.

El debut de este cuarteto se produjo el 16 de agosto de 1952, en el programa televisivo Carrousel de las sorpresas.

A pocos días de su primera presentación, fueron llamadas por el director Amaury Pérez para trabajar por una semana en otro programa de televisión, El Show del Mediodía, y después realizaron presentaciones en cabarets y otros lugares, incluso fuera de Cuba.

Algunos años más tarde, las experiencias obtenidas durante los distintos viajes al extranjero, propiciarían en su directora una visión más amplia de las posibilidades del cuarteto, por lo que, a su llegada de la Expo 70, y a propuestas del bajista Ramón García Caturla, se creó el “grupo acompañante”, dándole nueva sonoridad y respaldo armónico y rítmico a las voces de sus integrantes con la incorporación de instrumentos electrónicos y tambores batá.

Fue éste uno de los primeros grupos que introdujeron los tambores batá en su acompañamiento.