Proyecto Artemixtura: La Habana tal como es
Por: Alejandra Brito Blanco
Artemixtura explora la belleza presente en la cotidianidad habanera (Foto: Mario Valdés Olazarra)
Amanece lentamente sobre el mar. La ciudad despierta y el bullicio llena poco a poco todos los rincones. Gente de barrio juega dominó en las esquinas. Los obreros corren hacia las paradas de ómnibus y los escolares sonríen mientras saludan a sus compañeros en los centros académicos. El sonido del obturador de la cámara suena y el autor observa su captura, complacido. La villa de San Cristóbal vivirá eternizada por la magia del lente.
De eso se asegura el proyecto de artes visuales y fotografía Artemixtura, de Diez de Octubre. Sus integrantes, el fotógrafo Mario Valdés Olazarra y el artista plástico Adrián Díaz Leal, documentan la memoria de la centenaria población en todas sus facetas. Dedicada al 500 aniversario de la urbe, exponen hasta el 30 de noviembre en la galería municipal octubrina la colección 100 fuegos en La Habana.
La Galería de Arte Diez de Octubre acoge la muestra 100 fuegos en La Habana finales de este mes. (Foto de la autora)
“El pescador frente a la costa, la señora cargando el colchón en Jesús del Monte… son situaciones rutinarias, pero transmiten emoción y las características del cubano, del habanero, su idiosincrasia”, explica Valdés Olazarra.
Acerca de los planes de la articulación comunitaria para homenajear a la metrópoli occidental, comenta: “Constituye una labor permanente. La exhibición revela parte. Pensamos inaugurar otra el sábado 16 de noviembre en el centro histórico. Mi casa Habana poseerá más envergadura. Colaboraremos con el curador Alejandro Durán”.
“Nombramos esta 100 fuegos…, en honor a Camilo, el Héroe de Yaguajay, por la semana de la cultura del municipio. Mi casa… es más personal, encaminada al territorio en general, aunque incluye estampas de mi localidad. Planificamos para el año próximo otra exposición, llamada Barrio Habana. La propuesta será muy interesante. Adrián y yo visitaremos varios sitios y vamos a interpretarlos desde las diferentes disciplinas”, agrega.
El también físico y editor digital ha sabido combinar su vocación por la ciencia, el arte y la pedagogía. Imparte junto a Adrián Díaz clases gratuitas a jóvenes y adultos interesados en la representación artística, en la sede de Acosta No. 304. “En Artemixtura iniciamos por la docencia, aprovechando la existencia en el local de aulas muy propicias para las lecciones. Llevamos casi dos años enseñando contenidos relacionados con la fotografía”, abunda Valdés.
Mario Valdés Olazarra utiliza el contraste y la intensidad de colores para aumentar el atractivo de sus producciones. (Foto de la autora)
La institución viboreña surge del grupo Arte Quattro, expresa el fundador. “Uno de los participantes, Adrián Díaz Leal, todavía sigue conmigo. El nombre actual proviene de la primera exposición de la iniciativa antecedente. Los creadores de la zona queremos llevar a la comunidad las ideas del arte. Pintores, escultores…procedemos de distintas especialidades”.
A manera de eje principal, los promotores captan la capital de la Mayor de las Antillas “en sus construcciones y arquitectura, pero también en la vida de los habitantes. Seguimos la línea de fotografía urbana. El artista sale a buscar la realidad presentada en el momento”.
“Le damos margen al público para desarrollar su imaginación. Cada cual resuelve intelectualmente el sentido de las obras. Inclusive no nos gusta ponerles nombres a las fotos. (…) Quienes ven los trabajos se sienten muy identificados, porque reflejamos su entorno diario”, refiere el experto.
El quehacer de Artemixtura ilustra lo extraordinario de lugares y personas comunes. Combina lo monumental con lo diario. Ayuda a las personas a comprender el medio donde viven. El fotógrafo opina: “Motiva a las personas a percibir el colorido y la fantasía de los inmuebles cuando les pasan por al lado. Algunos están destruidos, pero todo tiene su belleza, desde el edificio recién terminado, hasta la casa con problemas de pintar. (…) Es así, nuestra Víbora, nuestra Habana, nuestras paradas, aún sin lumínicos y ni letreros”.
“Hacemos esa tarea fotográfica e histórica. Perseguimos las raíces, la cultura y las costumbres, no adornar las cosas. Aunque tengamos fotos del Capitolio o del Neptuno, tratamos puntos de vista no tradicionales, ajenos a las postalitas de los turistas o los merolicos del malecón. Intentamos ponerlo desde el ángulo de comprometido con el cubano, el capitalino y La Habana tal como es. Con sus cosas hermosas y regulares”.
Manuel se confiesa 100 por ciento viboreño. Para él, la urbe significa “todo, mi vida. Estoy acostumbrado a moverme en ella, a pie, en auto. Trabajaba antes en el Instituto de Meteorología, y me gustaba bajar, recorrerla. Es mi hogar, y eso que he vivido en Santiago de Cuba, Camagüey, no por varios días, sino durante meses. Debido a mi profesión de investigador, viajé por todas las provincias. Acá tengo mis amigos, ocupación y compañeros. Pensamos como habaneros; del mismo modo pueden razonar los santiagueros y los camagüeyanos con su idiosincrasia. Nací en un barrio social. No te dicen licenciado, ni doctor. Te dicen: `Mayito, Mayo, cómo está, cómo anda´. Camino de aquí al Mónaco y me saludan 15 personas”.
Artemixtura encuentra inspiración permanente en esta ciudad de ocre y salitre, la cual une lo místico y lo urbano en medio de sus contradicciones. Busca lo real y maravilloso en cada uno de nosotros.
Equipo Web Habana500