El barrio de Cojímar, perteneciente hoy al municipio Habana del Este sirvió de fuente de inspiración al escritor estadounidense Ernest Hemingway para crear su novela titulada “El Viejo y el Mar”, con la cual se hizo acreedor del Premio Nobel de Literatura.

El Viejo y el Mar está inspirada en los pescadores de esta zona de la capital cubana que era muy conocida por el escritor puesto que allí anclaba su yate Pilar con el cual salía a realizar  pesquerías en la  Corriente del Golfo.

La novela está basada en la vida de un pescador cubano al que identifica como Santiago, quién después de varios días sin poder realizar su labor sale hacia alta mar y logra capturar un gigantesco pez aguja.  Al poco tiempo aparecen los tiburones que devoran su presa. El pescador se enfrenta a los tiburones con los pocos instrumentos que lleva en el barco, pero sólo le queda el esqueleto del enorme  pez. Llega a tierra muy desfallecido y se dirige a su casa a descansar y a soñar. El pescador demuestra que, a pesar de los años y las circunstancias, el hombre puede y debe luchar y persistir aunque se sienta casi vencido.

Ernest Hemingway, nacido el 21 de julio de 1899 en la zona de Illinois, Estados Unidos. Desde muy joven evidencia el gran amor que sintiera por la literatura y el periodismo así como también su espíritu aventurero que lo lleva a participar en guerras y en otras acciones significativas, como en corridas de toros, expediciones por zonas selváticas y pesquerías.

 En 1928 llega a La Habana por primera vez acompañado de su esposa. De esa primera y breve estancia en Cuba no dejaría constancia en sus obras, pero es indudable que algo lo cautivó, porque tiempo después comienza a realizar travesías por la denominada Corriente del Gofo y es entonces que convierte a La Habana en sede de su residencia temporal.  Inicialmente vivió en el hotel Ambos Mundos, situado en el centro histórico urbano de La Habana. Allí habitualmente ocupa un cuarto sin número situado en el quinto piso. A través de las ventanas de esta habitación de 16 metros cuadrados podía divisar la Plaza de Armas, otras zonas de La Habana Vieja, la entrada de la bahía y a lo lejos la inmensidad del mar. Precisamente en una de las crónicas que escribió y que titulara “Agujas a la altura del Morro”  hizo referencia a lo que podía apreciar desde este lugar.

Desde 1939 se instala en la finca Vigía, ubicada en una de las dos elevaciones del barrio de San Francisco de Paula en La Habana.