FÉLIX PITA RODRÍGUEZ
Félix Pita Rodríguez, quién falleció en La Habana el 19 de octubre de 1990, fue un destacado poeta y narrador.
Su nacimiento tuvo lugar 18 de febrero de 1901, en el poblado de Bejucal.
En la escuela pública de su poblado natal realizó sus estudios primarios, y siendo aún adolescente, da a conocer sus primeros poemas y relatos, que lo sitúan en la avanzada del movimiento literario renovador conocido por vanguardismo.
Entre 1926 y 1927 viajó por México y Guatemala.
De regreso a Cuba colaboró con el suplemento literario del Diario de la Marina y en la revista Avance, órgano de los vanguardistas.
En 1929 viaja a Europa y visita Bélgica, Italia y Francia. En este último país completó su formación literaria y vivió a plenitud la bohemia parisiense de los cafés del barrio latino.
Indoblegable luchador por la paz y la justicia, durante la guerra civil española integró, junto a otros destacados intelectuales cubanos, la delegación al II Congreso antifascista reunido bajo las bombas, en Madrid y Valencia.
En 1940 de retorno en Cuba incursiona en el periodismo a través del periódico Noticias de Hoy.
Con posterioridad llegó a ser director del suplemento dominical de ese periódico. A partir de 1949 empezó a colaborar en una emisora de radio en Buenos Aires, Argentina y entre 1956 y 1959 trabajó en Caracas, Venezuela, en la radio y la televisión.
Poco tiempo después de haberse producido en Cuba en 1959 el triunfo revolucionario decidió regresar a su tierra natal.
Félix Pita Rodríguez fue un fecundo creador. Entre sus obras fundamentales se encuentran Romance de América, La bien guardada”, San Abul de Montecallado, Tortas, Cuentos Completos, Niños de Vietnam “Corcel de fuego” y “Tobías”.
Fue un poeta de gran sensibilidad humana y social y un prosista lúcido, novedoso e imaginativo.
Le gustaba definirse como un eterno adolescente y ese espíritu de juventud, esa especie de rebeldía desenfadada siempre estuvo presente tanto en su vida como en su literatura.
En su producción poesía y prosa lejos de contraponerse integran un tono único y se afirma que su narrativa abrió un camino.
Su prosa se nutrió de la poesía sin lesionar la estructura de un estilo de narración. Fue un cuentista de fibra y se le considera uno de los cultivadores más destacados de ese género literario.
Tuvo pasión por lo político y lo social, y ello fue núcleo esencial de su quehacer como escritor.
Sus cuentos, ensayos y trabajos críticos han sido traducidos a varios idiomas.
Fue además profesor de la Escuela de Instructores de Arte, ofreció cursos en el actual Instituto Cubano de Radio y Televisión y desempeñó la presidencia de la Sección de Literatura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Fue jurado de los concursos Casa de las Américas y de la UNEAC. Tradujo del francés diversos textos de literatura vietnamita.
Por su meritoria labor le fueron conferidos significativos reconocimientos, tales como el Premio Nacional de Literatura, en 1985, la Orden Félix Varela de Primer Grado, la Orden Che Guevara de Segundo grado y la Distinción Por la Cultura Nacional.