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publicado el 12/03/2025

Aniversario 60 de un significativo artículo de Ernesto Guevara: Las reflexiones del Che sobre el “socialismo y el hombre en Cuba”

Este 12 de marzo se cumple el aniversario sesenta en el que se publicó en el periódico Marcha, en Uruguay, el trabajo del Comandante Ernesto Che Guevara titulado  “El Socialismo y el Hombre en Cuba”, considerado por estudiosos, intelectuales y expertos uno de los más significativos materiales elaborados por el Che.

No fue un hecho aislado, puesto que desde el mismo año inicial del triunfo de la Revolución Cubana, él además de haber combatido con la fuerza de las armas contra la dictadura militar reaccionaria que había existido en Cuba, igualmente con el empleo de las palabras, ya sea en forma oral, en conferencias y discursos, y mediante diversos trabajos en periódicos y revistas de Cuba, hizo análisis acerca de distintas cuestiones esenciales y sobre todo del papel y motivaciones de los hombre y mujeres, y de los jóvenes de modo muy especial, para llevar adelante y garantizar la defensa de la Revolución.

El Che Guevara significó la necesidad de garantizar que junto al avance en el campo económico se  desarrollara en forma decisiva y determinante la conciencia revolucionaria que fuera capaz de crear un hombre nuevo que con particular incentivación diera su aporte al desarrollo de la sociedad.

Como hombre también de ideas, el Che escribió sobre la trascendencia de la labor a desarrollar por las organizaciones políticas, de modo muy especial por la que agrupa a la vanguardia revolucionaria, es decir el Partido.

En su artículo “El Socialismo y el Hombre en Cuba” evidenció la importancia que le atribuyera a las cuestiones de carácter político e ideológico asociado en forma directa a las motivaciones y reflejos de los seres humanos.

En el citado material el Che de manera esencial también hizo referencia a cómo se fue produciendo la transformación política del pueblo cubano y sobre el papel desempeñado por los hombres y mujeres en el desarrollo y defensa del proceso revolucionario, así como sobre la plena identificación de las masas con su máximo dirigente, Fidel Castro.

Más, para el Che importante no sólo sería el respaldo del pueblo a la Revolución y su incorporación masiva a las tareas, sino que resultaba decisivo lograr la educación política e ideológica de las masas y como tal dio también una notable contribución en este sentido.

Precisamente en “El Socialismo y el Hombre en Cuba”, detalló una serie de apreciaciones en torno a este tema y resaltó que la educación del individuo constituía algo muy importante y que la  sociedad en conjunto era una escuela.

Incluso llegó a exponer: “Las taras del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual y hay que hacer un trabajo contínuo para erradicarlas. El proceso es doble, por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación. La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado.”



El Che hizo énfasis en lo referido a la importancia de la conciencia revolucionaria, el surgimiento y desarrollo de un hombre nuevo y al papel que debía desempeñar la vanguardia revolucionaria para con su ejemplo lograr la compulsión y movilización de los que marchaban rezagados.

Resaltó que era muy importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas y agregó: “Ese instrumento debe ser de índole moral, fundamentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social.”

El Che continuó haciendo referencia en ese artículo a la educación política para preparar adecuadamente al pueblo y que así estuviera en condiciones de realizar cada día una actividad consciente en pro del desarrollo de la construcción de la sociedad socialista.

En relación con dicho tema, precisó: “La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía.”

Para el Che lo importante era que los hombres fuesen adquiriendo más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma.

Resaltó, además, el papel del ejemplo de los que ocupaban responsabilidades para influir en forma eficaz en el seno del pueblo y puntualizó al respecto: “En nuestra ambición de revolucionarios, tratamos de caminar tan aprisa como sea posible, abriendo caminos, pero sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que ésta sólo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo.”

En la parte inicial de ese trabajo el Che hizo un análisis del desarrollo de la lucha revolucionaria en Cuba y explicó como una vanguardia se convirtió en motor impulsor de la movilización de las masas y en generadora de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo.

Precisó, a propósito del tema antes señalado, que fue esta vanguardia el agente catalizador que creó las condiciones subjetivas necesarias para alcanzar la victoria.

También expuso como después del triunfo popular de enero de 1959 las masas comenzaron a desempeñar el papel decisivo en la defensa y avance del proceso revolucionario y detalló igualmente cómo se produjo la identificación plena entre el máximo dirigente de la Revolución, Fidel Castro, y el pueblo.

Más, para el maestro y comandante de la lucha guerrillera en Cuba,  importante no sólo sería el respaldo del pueblo a la Revolución y su incorporación masiva a las tareas, sino que resultaba decisivo lograr la educación política e ideológica de los hombres y mujeres y como tal, dio también una notable contribución en ese sentido.

En  “El Socialismo y el Hombre en Cuba”, el Comandante Ernesto Che Guevara detalló  que la educación del individuo constituía algo muy importante y que la  sociedad en conjunto era una escuela.

Además trató con respecto a las condiciones concretas en que se desenvolvía la edificación de la sociedad socialista en Cuba, como país subdesarrollado.

Aseguró que el revolucionario está guiado por grandes sentimientos de amor y dijo que resultaba imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad.

También  advirtió que los seres humanos tenían que forjar día a día su espíritu de revolucionario.

De manera específica puso de manifiesto que ese espíritu  no sólo se debía mostrar ante hechos o momentos heroicos sino en forma cotidiana, como por ejemplo en la actitud que debía asumirse ante el trabajo y en el cumplimiento de otras tareas.

En la parte final de este trabajo el Guevara de la Serna igualmente destacó la gran confianza que depositaba en las nuevas generaciones para llevar adelante la Revolución.  Y precisó al respecto: “La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud”.

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