
Efemérides habaneras. 15 de febrero-
1920. Fallece en La Habana Patricio Ballagas Palacios.
Su nacimiento se produjo el 17 de marzo de 1879 en la ciudad de Camagüey. Allí realizó estudios de solfeo, teoría de la música y guitarra y también fue donde se inició su carrera artística. Cuando la Patria necesitó de sus manos para empuñar un machete, y no para tocar las cuerdas, demostró su lealtad y se incorporó a la guerra independentista de 1895. A principios del siglo veinte se trasladó para La Habana, donde se relacionó con los más importantes trovadores de la época, entre ellos, Gumersindo (Sindo) Garay, Alberto Villalón, Manuel Corona y Rosendo Ruiz Suárez.
En suelo camagüeyano se localiza la Casa de la Trova que se identifica con su nombre y que fue inaugurada el 17 de agosto de 1973. Tiene por sede una edificación que data del año 1879 y que está situada en el centro histórico urbano de la localidad.
1997. Fallece en La Habana Ricardo Cabanas Comas.
Su nacimiento ocurrió en la capital cubana el 25 de julio de 1921. Fue una destacada personalidad de la medicina cubana. Alcanzó el grado de Doctor en Medicina en la especialidad de Logofoniatría y fue fundador de la Educación Especial en Cuba. Durante su trayectoria profesional ocupó diversas responsabilidades docentes y de dirección. Entre sus numerosos aportes se destacan: Atención a niños con trastornos de lenguaje, atención a niños sordos e hipoacústicos en el Instituto de Logopedia y Foniatría, así como en las aulas del Hospital Reina Mercedes, actual, Comandante Manuel Fajardo. Fue médico logofoniatra de los hospitales Frank País, Pedro Borrás y del Instituto de Oncología y Radiología. Realizó importantes publicaciones. Representó a Cuba en diferentes eventos nacionales e internacionales en diversos países.
Por su relevante trabajo realizado en el campo pedagógico y científico fue acreedor de múltiples reconocimientos y condecoraciones.
2003. Fue presentada en la Sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana, en la actualidad nombrado Alicia Alonso, la fábula multidisciplinaria titulada “Tocororo” de Carlos Acosta.
Considerado como uno de los primeros bailarines más grandes del mundo. En su obra quiso plasmar los valores de la cultura cubana y sintetizar las artes en ese espectáculo pintoresco. Trató de dejar un mensaje de paz e insistir en las terribles consecuencias de una guerra para la Humanidad. Pretendió reflejar lo difícil que resulta el proceso de adaptación en general a un medio nuevo pero más aún si el idioma y las costumbres son diferentes. Esto provoca un aislamiento y una soledad terribles para un ser humano. En esta labor fusionó la danza folclórica afrocubana, la contemporánea y la clásica.
Decidió identificarla como Tocororo por ser el Ave Nacional.