No por tradicional deja de ser emotivo: la salida de los pioneros custodiando las Mazas del Cabildo, desde el otrora Palacio de los Capitanes Generales, atravesando la Plaza de Armas hasta el Templete, sitio fundacional, es el inicio cada año de la ceremonia que tradicionalmente realiza la Oficina del Historiador de la Ciudad para agasajar a la capital de todos los cubanos en cada uno de sus aniversarios.

Esta vez celebramos el 505 onomástico de una metrópoli que fuera calificada por uno de sus fervientes y defensores hijos, el Doctor Eusebio Leal Spengler, como un símbolo completo y absoluto de la nación cubana. Es por eso que su ejemplo de consagración a la obra de restaurar La Habana Vieja, debía constituir motivo de inspiración para todos aquellos que tenemos la dicha y el compromiso de amar, desde la fidelidad y el respeto, nuestra bella urbe.

La cita estuvo presidida por Inés María Chapman, Vice Primera Ministra de la República; Liván Izquierdo Alonso, Primer Secretario del Partido en La Habana; Yanet Hernández Pérez, Gobernadora de La Habana; Joaquín Alonso Vázquez, Ministro de Economía y Planificación; y Perla Rosales, Directora General Adjunta de la Oficina del Historiador, junto a trabajadores de la institución y otros invitados y miembros del Partido y el Gobierno.

Las palabras centrales del acto estuvieron a cargo del intelectual Miguel Barnet, quien recordó el legado y la siempre presencia espiritual del Doctor Eusebio Leal.

Como afirmó el eterno Historiador de La Habana, siempre debemos luchar por una educación ciudadana, por un comportamiento digno de vivir en esta urbe. Para Leal era importante que todo el mundo sintiera que la capital cubana es suya. “Debemos sentir el orgullo de La Habana no como un orgullo exclusivo ni excluyente, sino como un orgullo que es de todos los cubanos”, consideró.

De acuerdo con Leal, es cierto que la ciudad ha sufrido a lo largo de los años el impacto de ciclones, de los profundos cambios sociales y económicos, pero a su vez los daños producidos por la incuria. Es por eso que La Habana que conmemoramos no es solo la del palacio renacentista – el Capitolio Nacional – o la Iglesia de Reina, o la cúpula de la Catedral Rusa, sino también lo que ocurrió dentro de ella: “La Habana de la música, de los maestros y educadores, de los trabajadores y constructores, de los artistas, La Habana de todos”, argumentó el Historiador.

Las tres vueltas a la ceiba para pedir los deseos, una costumbre ancestral, fue la antesala para que el público se deleitara con un gran espectáculo artístico, realizado en la Plaza de Armas y dirigido por Efraín Sabás y UIises Aquino; y en la cual estuvieron presentes el Vicepresidente de la República Salvador Valdés Mesa; y el Presidente de la Asamblea Nacional Cuba, Esteban Lazo Hernández.

La propuesta estuvo protagonizada por importantes intérpretes y agrupaciones como Gretel Cazón, la orquesta Sinfónica del Gran Teatro de La Habana, el Coro del Teatro Lírico Nacional, Ópera de la calle, entre otros.

La Habana de Eusebio, La Habana de todos, llega a su aniversario 505 con su gente humilde, trabajadora, hospitalaria y noble. Cientos de cubanos acudirán a los pies de la ceiba que recuerda aquella bajo la cual se ofició la primera misa y el Cabildo recibió la guarda y custodia de los fueros y privilegios de la villa de San Cristóbal de La Habana, según costumbre y usanza de las leyes de Castilla.

(Tomado de Habana Radio)

Fotos: Gobierno de La Habana/Facebook