Estadio Latinoamericano de La Habana cumple 78 años
El Estadio Latinoamericano, instalación deportiva de mayor relieve y trascendencia en el béisbol cubano, cumple hoy 78 años de inaugurado.
Bautizado inicialmente como Gran Stadium de La Habana o Estadio del Cerro, el coloso abrió sus puertas el 26 de octubre de 1946 para el partido entre el capitalino equipo de Alacranes del Almendares y el sureño Elefantes de Cienfuegos, en el marco de la extinta Liga Profesional Cubana de Béisbol.
Más de 30 mil aficionados se dieron cita ese día rompiendo todos los récords de asistencia a un evento de deportivo en la historia de la nación antillana y desde entonces se ha convertido en la catedral de ese deporte en el país.
En su terreno se han vivido muchos momentos inolvidables como la pelea del famoso púgil estadounidense Joe Luis, el partido donde se titularon los Cuban Sugar Kings en la llamada Pequeña Serie Mundial o las visitas de los equipos de Grandes Ligas de Baltimore y Tampa.
Allí acontecieron hechos que marcaron la vida deportiva, política, social y cultural de la mayor isla del Caribe, como aquel protagonizado en 1956 por los estudiantes universitarios liderados por José Antonio Echeverría, cuando se lanzaron al campo con carteles de protesta contra el gobierno del dictador Fulgencio Batista.
Con capacidad para 55 mil personas a partir de su ampliación en 1971 con la construcción de sus gradas de sol, este majestuoso recinto es casa de los míticos Industriales, desde que comenzaron las Series Nacionales en 1962.
Único en Cuba que es capaz de ocupar casi la mitad de sus asientos con parciales de equipos contrarios, por ser la capital una ciudad muy cosmopolita, el Latino se convirtió en el lugar donde se gradúan los peloteros y donde todos quieren ir a lucir sus herramientas.
Grandes leyendas de este juego se forjaron sobre su grama y dejaron tatuados en la mente de los aficonados memorables partidos, como aquel de 1986 cuando Agustín Marquetti conectó quizá el más famoso de los cuadrangulares en los campeonatos domésticos, para dejar tendidos en el campo a los poderosos Vegueros y darle el campeonato a Industriales.
En las gradas también surgieron figuras emblemáticas muy queridas por la afición por el apoyo incondicional a su equipo azul, como «Veneno» y Armandito «El Tintorero», a quien el escultor Jose Villa Soberón le erigió una estatua en el mismo asiento que ocupó durante varias décadas.
Hace exactamente tres años se proclamó la dimensión cultural del béisbol, sus saberes y prácticas asociadas como Patrimonio Cultural de la Nación Cubana, en acto celebrado en el estadio Palmar de Junco de Matanzas, el más antiguo del mundo que se mantiene activo y único en el pais declarado Monumento Nacional.
El Coloso del Cerro, sin dudas, forma parte indisoluble de la cultura cubana, en sus predios se han arraigado los mejores valores del cubanismo y goza de un destaque patrimonial incalculable y excepcional.
Por todo esto los aficionados esperan que antes de cumplir los 80 años de vida este estadio habanero pueda ser homenajeado también con semejante distinción, para garantizar aún más la protección y salvaguarda del deporte nacional.
(Tomado de Tribuna de La Habana)
Foto: Boris Luis Cabrera/Tribuna de La Habana