Desde que en 1966 pusiera sus pies en Cuba, la reconocida cantante de folk, blues y jazz Barbara Dane, no volvió a estar lejos de la Isla. Con esa visita, se convertía en la primera artista norteamericana que llevó su arte a los escenarios cubanos, en un contexto en el que el bloqueo impuesto por Estados Unidos al país era ya fehaciente.

Su voz se alzaría un año después, en el Encuentro de la Canción Protesta que convocaba Casa de las Américas. Así nacía una hermosa ligadura entre la artista y el pueblo cubano, que no se disolvió jamás. Por el contrario, se hizo más fuerte aún, y en incontables ocasiones le ofrendó su arte. Estuvo invitada al Primer Festival de la Canción en Varadero, y asistió a la segunda edición del Festival Jazz Plaza. Ya nonagenaria, regresó a Cuba para celebrar los 50 años de aquel Encuentro emplazado por Casa. 

Ahora que a los 97 años –justo en el Día de la Cultura Cubana– ha fallecido, llegan a la memoria, sin más pompa que con su natural linaje, algunas viñetas de la vida de esta mujer, productora discográfica, folclorista y activista social, que supo hacer del arte un conducto para extender a los otros el gusto por el bien.

A la Dane le agitaban el pecho algunos desmanes sociales. Por eso se unió a la organización People’s Song (Canción del Pueblo), en la que se exigían nobles causas, y fue una de las fundadoras de la canción protesta en su país.

Había que hacer conciencia, encauzar inquietudes y nuevos pensamientos, reclamar derechos y paz entre los hombres: el arte tendría también esa utilidad. Mantener esa postura no fue para ella menos comprometedor. Desde su país, por ser solidaria con Cuba pretendieron cobrarle la cuenta y opacar sus presentaciones y su obra; sin embargo, nunca fue más alta su voz en aras de defender la justicia social, y fundó una disquera independiente. Conocido es que esta extraordinaria mujer, Miembro de Honor de la Uneac, cada 26 de Julio celebraba en Estados Unidos, con un concierto, la heroica fecha cubana.

Quien así veía el mundo no era una artista más. Con el talento enraizado desde muy joven fue, como se sabe, una revelación para el célebre trompetista Louis Armstrong, quien al conocerla la consideró increíble y la convidó a un programa televisivo.

En la pasada edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, entre las presentaciones especiales se exhibió el filme Las nueve vidas de Barbara Dane, un documental de la realizadora Maureen Gosling, que había sido estrenado antes en el Mill Valley Film Festival, en California. De excelente factura, la cinta constituye un merecidísimo homenaje a la relevante artista.

«El mundo necesita más gente como Barbara Dane, alguien que está dispuesto a seguir su conciencia. Ella es, si el término debe ser utilizado, una heroína», dijo en una ocasión un joven Bob Dylan, reconocido cantante, compositor y poeta coterráneo suyo.

De esa apreciación no tenemos la menor duda. Los seres iluminados tienen misiones que cumplir. Ella cumplió la suya. Cuba lamenta su adiós y abraza al guitarrista y compositor Pablo Menéndez, director del grupo Mezcla, e hijo de esta inolvidable mujer, ligada para siempre a la historia de la cultura cubana. 

(Tomado del periódico Granma)