La enseñanza: una obra de infinito amor
Este dos de septiembre se inicia el curso escolar correspondiente al período 2024-2025.
Una vez más se abren las puertas de las escuelas para recibir a centenares de miles de estudiantes que en forma gratuita tienen la posibilidad en la Cuba revolucionaria de transitar desde el nivel primario hasta la enseñanza superior.
Y en tal sentido hay que recordar y destacar el gran papel que desempeñan los maestros y el respeto que se debe tener en cuenta por los alumnos, familiares y la sociedad en general.
José Martí concibió que la educación tiene como premisa esencial preparar a los seres humanos para la vida y fue por ello que le concedió una importancia vital a la necesidad de los hombres y mujeres de cultivar su inteligencia y de superarse en forma sistemática ya que para él la educación debe ser un proceso constante que empieza con la vida y no acaba sino con la muerte.
Precisamente en un trabajo titulado Escuela de electricidad, publicado en La América, en Nueva York, en noviembre de 1883, enfatizó: “Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su tiempo: es prepararlo para la vida.”
Martí no concibió a la educación separada de la realidad y por ello también resaltó en 1885: “Todo esfuerzo por difundir la instrucción es vano, cuando no se acomoda la enseñanza a las necesidades, naturaleza y porvenir del que la recibe.”
Por supuesto igualmente abogó por una educación liberada de prejuicios y en tal sentido expuso en 1889 que la superstición y la ignorancia hacen bárbaros a los hombres en todos los pueblos.
Puede decirse que Martí a través de su existencia fue un gran maestro no sólo cuando tuvo frente a sí a un grupo de alumnos sino también al escribir y al hablar lo hizo como un gran educador.
Otra importante consideración suya relacionada con la educación se puede apreciar en 1884 cuando planteó algo que resulta trascendental y que mantiene una gran significación y vigencia en la actualidad:
Martí no sólo se refirió al valor de la educación en sentido general sino que además trató sobre la labor específica de los que ejercen la función de profesores y maestros.
Martí calificó a los maestros como la letra viva y al referirse a las cualidades y características que deben tener él enfatizó que para ser maestro de otros es necesario saber servir.
Sobre la labor de Martí como educador, no sólo cuando se desempeñó como maestro frente a un grupo de alumnos, sino también como periodista, poeta y orador, han opinado destacadas personalidades cubanas, entre ellas el doctor Cintio Vitier.
Este poeta y ensayista, precisamente, en una intervención que realizó en el séptimo congreso de los trabajadores del sector de la educación efectuado en La Habana el 10 de julio de 1997, manifestó:
“Educadores son sus discursos, sus versos, sus cartas. Profundamente educadora es su obra periodística: la de México, analítica y consejera; la de Estados Unidos, multifacética, poemática, profética; la ceñidamente ideológica de Patria, con la bienhechora sección “En casa”. Educadores también por varios conceptos son su teatro diverso y su novela única. Educadores son siempre en él tanto su fundo como su forma, y el ajuste de ambos, que es a lo que llamó “estilo”. Llenos de información, instrucción y estímulo intelectual, tocando a veces zonas insondables, sus Cuadernos de Apuntes. “Especialmente formadores del amor a la patria, del carácter moral y del decoro artístico son sus últimos Diarios. No podemos imaginarnos educación política más recia y perdurable que la que se desprende de Con todos y para el bien de todos, de Los pinos nuevos, del Manifiesto de Montecristi, síntesis de los principios fundadores que nutren la raíz de la escuela nacional por él soñada, la que nos corresponde realizar cada día.”
Otra gran figura de nuestra historia, el máximo líder de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro, un gran martiano y continuador de su vida y obra, también dejó constancia del papel que le concediese a la educación y acerca de los que ejercen el magisterio.
Por ejemplo Fidel planteó en el discurso que pronunció el 4 de septiembre de 1964 en el acto de clausura del curso de educación física a los maestros de la enseñanza primaria.
“¡Estamos muy conscientes del papel que desempeña el maestro en la sociedad! ¡Estamos muy conscientes del papel que desempeña el maestro en la Revolución! ¡Estamos muy conscientes del papel que desempeña el maestro en la creación de la sociedad socialista!”
También Fidel comentó en el discurso pronunciado en la graduación de las Escuela emergentes de maestros de la Enseñanza Primaria, celebrado el dos de septiembre del 2002, en La Habana:
“Para mi educar es sembrar valores, inculcar y desarrollar sentimientos, transformar a las criaturas que vienen al mundo con imperativos de la naturaleza, muchas veces contradictorios con las virtudes que más apreciamos, como solidaridad, desprendimiento, valentía, fraternidad y otras. Educar es hacer prevalecer en la especie humana la conciencia por encima de los instintos.”
En otras diversas ocasiones Fidel se refirió al tema de la educación. De manera simbólica recordamos que en la clausura del Congreso Pedagogía 2003, realizado el 7 de febrero del 2003 en La Habana, Fidel igualmente resaltó:
“Siempre he pensado que la educación es una de las más nobles y humanas tareas a las que alguien puede dedicar su vida. Sin ella no hay ciencia, ni arte, ni letras; no hay ni habría hoy producción ni economía, salud ni bienestar, calidad de vida, ni recreación, autoestima, ni reconocimiento social posible.”