1833. Nace en La Habana Ramón Fonst Segundo.

Influido por su padre, que fue un gran esgrimista, desde pequeño se sintió atraído por esta disciplina deportiva. En su casa había una excelente sala de armas y su progenitor le enseñó las primeras lecciones y también lo llevó a ver diversos encuentros en el que él participaba.

Comenzó su vida deportiva cuando tenía tan sólo 11 años. Obtuvo su primer premio en un torneo de florete realizado en el Liceo de Janson de Sailly, en París. Un lustro después en un año ganó 64 medallas, 44 de ellas en tiro de pistola y el resto en torneos de espada y carreras en bicicletas. En 1900 decidió participar en los Juegos Olímpicos que se celebrarían en la capital francesa. Fue el primer deportista cubano que obtuvo medallas de oro en una Olimpiada.

En 1904 también asistió a la tercera olimpiada efectuada en San Luis, Estados Unidos y en esa ocasión conquistó cinco medallas de oro en florete, bastón y espada, todas individuales, y en florete y sable por equipos. Implantó un récord de 24 asaltos consecutivos sin ser tocado por sus contrincantes.

Resultó ser un deportista innato, de gran físico y fuerte voluntad, agilidad plena y cálculo preciso.

Falleció en La Habana el 10 de septiembre de 1959, cuando contaba de 76 años.

1934. Son asesinados en La Habana los jóvenes revolucionarios Ivo Sánchez y Rodolfo García.

Las calles habaneras fueron testigos de cuando los sacaron del edificio de Monserrate y Empedrado, haciéndoles creer que los llevaban a la prisión del Príncipe; pero en calle G esquina a 29, pararon y simularon que una goma del auto estaba ponchada. Los esbirros dispararon contra los jóvenes, lanzaron tiros al aire fingiendo un intento de ataque, y los asesinaron. Con ellos iba Reinaldo Balmaseda, quien, al llegar herido al hospital de Emergencias, declaró lo sucedido al periodista Pablo de la Torriente Brau.

Tendidos en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, centro donde Ivo estudiaba Derecho, el estudiantado rindió homenaje solemne.

El crimen contra los jóvenes revolucionarios levantó una ola de protestas en todo el país, destacándose las de los estudiantes de Camagüey y Santiago de Cuba.