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publicado el 24/07/2024

La Habana y el reflejo de la vida y la obra de Simón Bolívar

Nacido el 24 de julio de 1783 en Caracas, Venezuela, Simón Bolívar llegó a ser con el decursar del tiempo un relevante luchador independentista y se convirtió en de las más relevantes figuras de América Latina en el siglo XIX.

José Martí destacó la trascendencia de la vida y la obra de Bolívar a quién catalogó como Príncipe de la Libertad, tanto en un trabajo titulado Tres Héroes, que publicó en julio de 1889 en la edición inicial de la revista “La Edad de Oro”, así como en un significativo discurso que pronunció en la velada que organizó la Sociedad Literaria Hispanoamericana en Nueva York, en homenaje a Bolívar, el 28 de octubre de 1893.

En “La Edad de Oro”, Martí hizo el cuento de un viajero, que era él aunque realizó la narración en tercera persona, que cuando llegó a Caracas, la capital de Venezuela, sin sacudirse el polvo del camino lo primero que hizo fue dirigirse hacia donde estaba la estatua de Simón Bolívar para rendirle homenaje.

Martí llegó a Venezuela en enero de 1881 procedente de los Estados Unidos de América.  Y al recordar ocho años más tarde ese encuentro con la tierra de El Libertador de las Américas él señaló que el viajero había hecho bien en haber ido directamente hacia donde se hallaba el monumento citado porque “todos los americanos deben querer a Bolívar como a un padre.”

Lo describió como pequeño de cuerpo, con ojos que le relampagueaban y con las palabras que se le salían de los labios.

Comentó que parecía como si estuviera esperando siempre la hora de montar a caballo y que ganó batallas  sublimes con soldados descalzos y medio desnudos.

Y resaltó: “Todo se estremecía y se llenaba de luz a su alrededor. Los generales peleaban a su lado con valor sobrenatural. Era un ejército de jóvenes. Jamás se peleó tanto, ni se peleó mejor, en el mundo por la libertad. Bolívar no defendió con tanto fuego el derecho de los hombres a gobernarse por sí mismos, como el derecho de América a ser libre.”

Varios años después en la velada que se realizó en octubre de 1893 en Nueva York para rendirle homenaje a este relevante luchador independentista, Martí también afirmó que en calma no se puede hablar de aquel que no vivió jamás en ella: ¡de Bolívar se puede hablar con una montaña por tribuna, o entre relámpagos y rayos, o con un manojo de pueblos libres en el puño, y la tiranía descabezada a los pies...!”

Además destacó al resumir la vigencia que tenía el legado de Bolívar: “¿Adónde irá Bolívar? ¡Al respeto del mundo y a la ternura de los americanos! ¡A esta casa amorosa, donde cada hombre le debe el goce ardiente de sentirse como en brazos de los suyos en los de todo hijo de América, y cada mujer recuerda enamorada a aquel que se apeó siempre del caballo de la gloria para agradecer una corona o una flor a la hermosura! ¡A la justicia de los pueblos, que por el error posible de las formas, impacientes, o personales, sabrán ver el empuje que con ellas mismas, como de mano potente en lava blanda, dio Bolívar a las ideas madres de América! ¿Adónde irá Bolívar? ¡Al brazo de los hombres para que defiendan de la nueva codicia, y del terco espíritu viejo, la tierra donde será más dichosa y bella la humanidad! ¡A los pueblos callados, como un beso de padre! ¡A los hombres del rincón y de lo transitorio, a las panzas aldeanas y los cómodos harpagones, para que, a la hoguera que fue aquella existencia, vean la hermandad indispensable al continente y los peligros y la grandeza del porvenir americano!”

Y enfatizó: “¡Así, de hijo en hijo, mientras la América viva, el eco de su nombre resonará en lo más viril y honrado de nuestras entrañas.”

En La Habana de manera muy especial se hace presente el Libertador de las Américas en una institución cultural que se identifica con su nombre, en un monumento situado en la identificada como como calle G ó Avenida de los Presidentes, y en una avenida que igualmente tiene por nombre oficial Bolívar, aunque popularmente suele ser conocida como calle Reina.

La Casa Simón Bolívar se inauguró en La Habana Vieja el  24 de julio de 1993.

Se halla en una mansión señorial del siglo dieciocho ubicada en la calle Mercaderes entre Lamparilla y Obrapía, en La Habana Vieja

Desde el 25 de marzo de 1991 el proyecto de crear una casa destinada a rendir homenaje a Bolívar comenzó a materializarse  cuando se colocó en la fachada del inmueble la Caja de Memorias contentiva de mensajes intercambiados por los presidentes de Cuba y de Venezuela,  ejemplares de periódicos y monedas de ambos países.

A partir de ese instante empezó el proceso de restauración de la edificación, que se prolongó durante 28 meses. 

Auspiciaron la creación y habilitación de esta Casa el Ateneo de Caracas y la Fundación Casa Simón Bolívar en Venezuela.

Posteriormente múltiples artistas venezolanos hicieron donaciones de sus obras para que se exhibiesen en la Casa Simón Bolívar en La Habana.

La pieza central de esta Casa es la estatua de Bolívar fundida en bronce. El monumento que refleja a Bolívar situado en la Avenida de los Presidentes tiene similitud con el que se encuentra en la Plaza Central de la Ciudad de Caracas en Venezuela.

Está formado por la figura ecuestre en bronce de Simón Bolívar sobre un pedestal de mármol verde oscuro de aproximadamente 3 metros de altura mirando en dirección al mar.

Cuenta con una base cuadrada de losas de mármol gris que forman dos niveles, jardines y plantas ornamentales en los alrededores.

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