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La vigencia histórica de ¡Patria o Muerte!

El 5 de marzo de 1960 en la intersección de las calles 23 y 12, en el Vedado, La Habana, en el acto de despedida de duelo de las víctimas del sabotaje del barco francés La Coubre, acaecido el día anterior en la zona portuaria de la capital cubana, el máximo líder de la Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro expuso en una breve pero significativa frase la determinación del pueblo cubano de hacerle frente a todas las agresiones que se llevaban a cabo contra Cuba aún a riesgo de la muerte.

Desde la etapa inicial del período revolucionario, y sobre todo después que en Cuba se aprobase y se comenzara a aplicar leyes de beneficio popular,  contra nuestro país se fraguan, además de las campañas de prensa difamatorias, distintas acciones vandálicas.  

Y entre ellas estuvo el sabotaje que provocó la explosión  del barco “La Coubre” en el que se transportaron armas y municiones que Cuba adquirió para garantizar su defensa.

Ese barco había salido a mediados de febrero desde el  puerto francés El Havre.  En Amberes, Bélgica, tomó a bordo la carga dirigida a Cuba. Hizo escalas posteriores en  otros puertos y llegó al puerto habanero en horas de la mañana del 4 de marzo.

De inmediato comenzó a ser descargado ese mismo día por decenas de estibadores e integrantes del Ejército Rebelde.

A las tres y diez de la tarde ocurrió una primera explosión. Algunos minutos después se produjo otra todavía más fuerte que provocó incluso numerosas víctimas.

Fidel al hablar en el acto de despedida de duelo al día siguiente explicó que la explosión no se había producido por descuido o mala manipulación sino que se trataba de un artero sabotaje incluso preparado en forma artera desde el exterior.

Señaló: “Tenía que ser intencional, había que descartar toda posibilidad de accidente, para  aceptar lo único explicable: una explosión intencional.”

También Fidel destacó como muchas de las personas que se hallaban en zonas cercanas a donde había ocurrido la inicial explosión  de inmediato avanzaron hacia la zona portuaria aun cuando no se sabía lo que había ocurrido para brindar su ayuda solidaria.

En su discurso Fidel  igualmente destacó la firmeza del pueblo cubano ante ese vil sabotaje y aseguró:

“Aquí en este acto, ante estos muertos, producto de quién sabe que manos asesinas, digamos, de una vez, que nosotros no le tenemos miedo a ninguna tropa de desembarco en este país; que nosotros no esperaremos un segundo en tomar nuestros fusiles y en ocupar nuestros puestos, sin pestañear y sin vacilar, ante cualquier tropa extranjera que desembarque en este país; que nosotros, es decir, el pueblo cubano, sus obreros, sus campesinos, sus estudiantes, sus mujeres, sus jóvenes, sus ancianos, hasta sus niños, no vacilarán en ocupar sus puestos, tranquilamente, y sin inmutarse y sin pestañear siquiera, el día que cualquier fuerza extranjera ose desembarcar en nuestras playas, venga por barco o venga en paracaídas o venga en avión, o venga como venga y vengan cuando vengan.”

Y agregó:

“Y es bueno que lo digamos sin alarde, como quienes están decididos de verdad a hacer lo que se prometen. Y si alguien lo hubiera podido dudar, el día de ayer, era como para demostrárselo, para siempre, al más pesimista. Quién haya observado al pueblo en el día de ayer, quién haya visto aquel episodio, a la vez maravilloso y dantesco; quién haya visto como las multitudes avanzaban hacia el fuego; ¡cómo avanzaban los soldados, los obreros, los policías, los marinos, los bomberos, las milicias! ¡cómo avanzaban hacia aquel lugar de peligro! ¡cómo avanzaban hacia aquel lugar de muerte! sin inmutarse. Quién haya visto lo que ayer hicieron los cubanos; quien haya visto a los soldados y al pueblo avanzar hacia el peligro para rescatar a los heridos, para rescatar a las víctimas en un barco ardiendo, en una zona que estaba ardiendo, cuando no se sabían cuántas explosiones más iban a ocurrir; quién haya sabido de aquellas oleadas, barridas por las explosiones, que murieron, no en la primera., sino en la segunda explosión, quién haya visto al pueblo comportarse cómo se comportó ayer; quién haya visto al pueblo dirigir el tráfico; quién haya visto al pueblo establecer el orden; quién haya visto al pueblo avanzar sobre aquella explosión que dejara tras de sí, como un hongo, que recuerda el hongo de las explosiones nucleares; quien haya visto al pueblo avanzar hacia aquel hongo sin saber de qué se trataba, puede estar seguro de que nuestro pueblo es un pueblo en condiciones de defenderse, es un pueblo capaz de avanzar hasta contra los hongos de las bombas nucleares.”

Fue en esa coyuntura y en ese discurso que Fidel pronuncia la frase Patria ó Muerte que de inmediato se convirtió en consigna permanente del pueblo cubano, para patentizar su decisión de enfrentar cualquier tipo de amenaza o de agresión.

Entonces igualmente enfatizó:

“Y no sólo que sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer a cualquier agresión y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria, la de la libertad o la muerte; sólo que ahora libertad quiere decir algo más todavía, libertad quiere decir Patria, y la disyuntiva nuestra sería: patria o muerte.”

En el transcurso de más de seis decenios el pueblo cubano ha sabido honrar y hacer realidad lo expresado en esa frase ó consigna que tiene una especial vigencia, porque de manera sintética es expresión de la firmeza con que el pueblo cubano lucharía en cualquier momento y circunstancia por defender a su Patria.

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